í‚¡La práctica, esa es la cuestión!

signos-basicos-matematicos-de-mas-y-menos-con-una-barra_318-59240En un brillante artí­culo[1], el Doctor en Historia Luciano de Privetellio dice sobre las primeras elecciones con la aplicación de la Ley Sáenz Peí±a: “La historia de las prácticas electorales concretas no parece someterse a las visiones en que la normativa alcanza para describir las prácticas.”

La traducción al criollo serí­a “hecha la ley, hecha la trampa”. Y sí­. Lo interesante de esta visión es que permite poner en el tapate un conjunto de mitos enraizados que generalmente no permiten ver más allá del árbol. ¿Por qué? Porque no se queda solo con la normativa sino que indaga fundamentalmente en las prácticas o vivencias. Con este mirada, de Privitellio cuestiona muchos elementos naturalizados y nos introduce a una comprensión más acorde a la realidad del momento, nos guste o no. Pero ahora toquemos el botón y trasladémonos un siglo así­ llegamos a la actualidad: ¿qué se está discutiendo con la implementación de tecnologí­a en la votación?

De un lado del mostrador, las miradas apuntan a mejorar un sistema de elección que viene evidenciando de por sí­ muchas falencias debido, a mi entender, a que en la actualidad hay un solo aparato (y muy dividido por cierto) que podrí­a garantizar el normal desarrollo del comicio. El otro ya no es más aparato desde hace un tiempo largo. Solo invito a una pregunta para que reflexionemos: ¿la trampa (para otros llamado folclore) es del siglo XXI u ocurre sistemáticamente y de varias formas desde 1983 – solo por poner un punto de partida optimista –? Las respuestas las dejo a gusto del lector.

Del otro lado del mostrador, están los que le declaran la guerra a la máquina amparándose como nunca en casos europeos e hilando un conjunto de argumentos muchas veces tocado de oí­do. Este grupo se divide entre los que ven un sistema daí±ado y entonces toman a Santa Fe y Córdoba como banderas del progreso (boleta única papel) o los que, misteriosamente, comenzaron a tomar a la Ley Sáenz Peí±a como la piedra preciosa que corre peligro.

Lo curioso es que ambos bandos se excusan en la transparencia y le dan un destino: los primeros hacia la perfección mientras que los segundo directo al precipicio.

Pues bien, dentro de este metegol  yo me limito a hacer la siguiente advertencia: la transparencia no depende exclusivamente de las normas, depende fundamentalmente de las prácticas. Yrigoyen lo sabí­a muy bien y es por eso procedió en consecuencia. No hay que olvidar que en su primer presdiencia  registraron veinte, ¡Sí­ Veinte! Intervenciones federales. Y claro, al conocer bien a los jugadores, sabí­a muy bien cómo pararse en la cancha para poder ganar jugando lindo para la tribuna.

Para intentar cerrar la idea, me pregunto: ¿hace falta hacer reformas? Y sí­, indefectiblemente la democracia argentina tiene que ir mejorando y adaptándose. Ahora bien: ¿llego la transparencia definitiva con la implementación de tecnologí­a? Eso va a depender de las prácticas. Las normas y las buenas intenciones pueden ayudar, pero las prácticas van a ser las que nos darán las lecciones necesarias. Pequeí±o gran detalle.

 

[1] De Privetellio: “Las elecciones entre dos reformas: 1900-1955”; en “Historia de las Elecciones en la Argentina”; Editorial El Ateneo, 2015.

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