Macri se acerca en las encuestas

macrSi bien Massa y Scioli siguen siendo los candidatos con mayor intención de voto, en los últimos meses se observa un crecimiento de Macri, que achica las distancias. Otra de las figuras que crece es Florencio Randazzo. En el caso de UNEN, si bien en total los candidatos llegan a un interesante 20%, por separado no tienen mucho peso.

Domingo 20 de julio de 2014

Después del Mundial, Macri se les puso muy cerca a Massa y a Scioli

El Mundial habí­a sido pensado por el Gobierno y la oposición como un remanso en el cual las pasiones estarí­an distraí­das y la polí­tica tendrí­a tiempo para hacer balance y diseí±ar lo que sigue. Pero mientras la pelota daba vueltas sucedieron el procesamiento de Amado Boudou y la pulseada con los fondos buitre, entre otras minucias. Y los que soí±aban con hacer la plancha vieron cómo el agua se les agitaba peligrosamente. Pero ahora que las banderas dejaron de flamear y los héroes deportivos bajaron del pedestal, entre los que cerraron este mes futbolero con algo que festejar está Mauricio Macri.

Sucede que una encuesta realizada por una consultora que no trabaja para la Casa Rosada, pero entrega sus mediciones a precandidatos del oficialismo, muestra un avance consistente del jefe del PRO hasta colocarlo apenas un escalón debajo de Sergio Massa y Daniel Scioli en intención de voto, de cara a 2015.

El sondeo, versión más reciente de un trabajo de frecuencia mensual, no estaba destinado a la difusión noticiosa sino al consumo exclusivo del cliente que lo encargó. Pero no hay secretos cuando más de tres personas conocen un dato. Y el dato circuló en ámbitos cerrados de la polí­tica hasta llegar a integrantes del equipo de Macri, que lo festejaron como si fuera un gol de Messi.

Bajo pedido de estricta reserva de identidad, el director de la consultora que hizo la encuesta aseguró a Clarí­n que, a diferencia de lo que afirman en el macrismo, “no hay un empate técnico” entre Scioli, Macri y Massa. Pero reconoció que la novedad que ofrece la medición es que “Macri, que vení­a subiendo en imagen positiva en los últimos tres o cuatro meses, por primera vez sube también en intención de voto” hasta quedar muy cerca de sus potenciales rivales.

El consultor alerta: “Nada de esto puede ser tomado como definitivo, son fotos del momento”. Pero apunta que la escalada de Macri y la declinación de Massa viene repitiéndose en los últimos meses, casi como para considerarlas una tendencia. El milagro sigue siendo Scioli, que se mantiene con pocas oscilaciones aunque el contexto para cualquier candidato del oficialismo continúe complicado por los traspiés polí­ticos, económicos y sociales del Gobierno.

Sin embargo, el consultor apunta que el escándalo de Boudou no estarí­a afectando puntualmente a Scioli. Y que la puja con los holdouts deriva en una fortaleza inesperada para el Gobierno, más allá de los riesgos que Cristina y su equipo asumen tensando la cuerda después de los fallos desfavorables de la Justicia de los EE.UU.

Esta encuesta registra lo mismo que otras encargadas desde la Casa Rosada y por fuerzas opositoras: hay un respaldo importante en la opinión pública al discurso oficial de enfrentamiento con los fondos buitre, independientemente de lo que al final termine haciendo el Gobierno. De hecho, el comando polí­tico de Macri tiene registrada una mejora de la imagen de Cristina en las semanas del Mundial.

También los encuestadores opinan que la mejora consistente de Macri no está disociada de sus acercamientos con la Presidenta en asuntos de gestión. No por la improbable dilución de identidades, sino por el hecho de mostrarse “más razonable” y dispuesto a posponer diferencias para resolver cuestiones de interés común.

De acuerdo a este primer escenario post-Mundial, Massa deberí­a encontrar el modo de salir de la tendencia declinante que lo amenaza. No le faltan recursos personales y es gracias a ellos que el lí­der del Frente Renovador, sin un lugar institucional fuerte desde el cual proyectarse, logró mantenerse hasta hoy en la cresta de ola después de su apabullante victoria de octubre pasado. Pero eso solo puede no alcanzar.

Quizá la velocidad de reflejos y la sensibilidad de Massa para pescar temas que repercuten en la opinión pública precisen de respaldos de mayor espesor en programas, en estructura y en iniciativas polí­ticas. Porque ahora hay por delante un desafí­o de nuevo tipo: el votante ya no buscará un candidato para frenar a Cristina, sino que se empezará a pensar en alguien para gobernar el paí­s que viene.

Macri, consolidado en la gestión porteí±a que es su gran vidriera polí­tica y electoral, esquiva la tentación de alianzas prematuras.

Mira con enorme interés el posible acercamiento con el radicalismo y otras fuerzas del Frente Amplio UNEN. Pero estirará hasta donde pueda la individualidad del PRO batiendo el parche de una tercera ví­a entre peronistas y radicales, para apelar a la ancha franja de votantes independientes.

Hay una incógnita que interesa a toda la polí­tica, pero sobre todo a los votantes y dirigentes opositores: ¿hasta dónde llegará el fenómeno UNEN?

Hoy esa conjunción de radicales, socialistas y otras fuerzas genera simpatí­a en alrededor de un 20% del electorado. Pero en cualquier encuesta, cuando se personaliza UNEN en un candidato, cualquiera sea, difí­cilmente esa figura trepa más allá del 10% en intención de voto.

Es un espacio amplio pero de representación incierta. Y, en la medida que no pueda hacer converger el respaldo a la fuerza con el voto a un candidato, se acrecienta el peligro de dispersión de su electorado potencial.

Allí­ es donde sueí±an pescar Macri y también Massa.

Mientras tanto, hacia el interior del oficialismo sigue en alza Florencio Randazzo. Más de una encuesta ha revelado que en una primaria del Frente para la Victoria el ministro del Interior le darí­a al propio Scioli una batalla con final abierto. Pero esas mismas mediciones seí±alan que de cara a la elección general, donde no votan solamente los simpatizantes kirchneristas, la condición competitiva de Scioli sigue aventajando por mucho a sus rivales internos.

Otros oficialistas como Julián Domí­nguez, el gobernador Sergio Urribarri y el ministro Agustí­n Rossi, empezaron a trajinar fuerte buscando acelerar su instalación. Se verá a cuánto llega cada uno.

Otra incógnita es la proyección que pueda alcanzar el cordobés José Manuel De la Sota, que va y viene en la relación con Massa mientras se planta como una fuerte referencia opositora a Cristina desde el corazón del justicialismo.

También es un interrogante lo que pueda suceder con el gobernador salteí±o Juan Manuel Urtubey, de notoria ambición presidencial, que fue eje de una versión que lo vinculó con una eventual renovación del gabinete de Cristina.

De hecho, se lo mencionó en ambientes polí­ticos y también en la prensa como hipotético reemplazo de Jorge Capitanich en la Jefatura de Gabinete; quizás para el momento en que los estruendos de Boudou y los fondos buitre hayan menguado y la Presidenta piense en airear un poco la gestión creando la ilusión de algo nuevo.

Ante la consulta de Clarí­n, fuentes del Gobierno negaron de plano la posibilidad, lo que es entendible aunque después pueda terminar sucediendo lo contrario. Pero también lo descartaron cerca de Urtubey, más allá de que esa vidriera podrí­a ser funcional a la declarada ambición del salteí±o.

“En el final todos los gobiernos se cierran y mucho más esta gente”, le oyeron decir a Urtubey los que le consultaron por tanto rumor diseminado.

“No te dejan tener vuelo propio”, abundó, poniendo como ejemplo las penurias que atraviesa el propio Capí­tanich. Y remató: “Cristina no le va a dar poder a nadie que no integre su propio séquito y yo no estoy en la lógica del alcahuete”.

Es casi una cuestión de edad: hay peronistas que empiezan a sembrar ahora, pero que sienten que tienen tiempo para cosechar más allá de 2015.

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