Dí‚´Alessandro: «Las primarias quitaron expectativas a la elección general»

En una entrevista con Elecciones Argentinas, el Analista Polí­tico argentino Martí­n D’Alessandro remarcó que la falta de competencia intrapartidaria de las primarias ha tenido consecuencuas neggativas, ya que «en las PASO no se seleccionaron candidatos y las elecciones generales han perdido todo interés polí­tico». Respecto al sistema partidario, consideró que «la cantidad de partidos que pueden acceder a cargos gubernamentales o formar coaliciones parlamentarias no parece que vaya a sufrir cambios importantes».

La entrevista forma parte de la serie “Cinco preguntas a… Los académicos tienen la palabra” que realiza el equipo de Argentina Elections – Elecciones Argentina a varias figuras del ambiente académico nacional e internacional para analizar los comicios de 2011. Para ver el resto de las entrevistas, visite esta página. Por Javier Tejerizo.

Javier Tejerizo: -¿Cómo cree Ud. que impactaron las modificaciones a la reglamentación electoral en la democracia interna de los partidos, en relación a las experiencias previas?

Martí­n D’Alessandro: En términos concretos, no mucho. Por un lado, la ley no produce ningún cambio respecto de la elección de autoridades partidarias. Por otro lado, respecto de los procesos de selección de candidatos, la introducción de las PASO no tuvo un gran efecto. En la experiencia argentina siempre han sido mucho más comunes los arreglos de cúpulas para definir las candidaturas que la competencia interna (las primarias). En gran parte por esa razón, muchos candidatos con menos chances en los partidos mayoritarios competí­an con otro sello partidario o bien desistí­an de dar la pelea. En esta ocasión, con las primarias obligatorias a nivel nacional, se pudieron observar tres continuidades. Primero, a nivel presidencial no hubo ningún partido que presentara más de un pre-candidato a presidente, sólo hubo arreglos internos. Segundo, candidatos alternativos siguieron teniendo las mismas estrategias: los peronistas Duhalde y Rodrí­guez Saá compitieron por fuera de su partido y los radicales Cobos y Sanz prefirieron bajarse anticipadamente. Tercero, para los cargos de diputados nacionales, de 199 partidos que presentaron listas de pre-candidatos (contando cada partido en cada provincia), sólo 21 presentaron más de una boleta (es decir, sólo el 10 por ciento utilizó a las PASO para lo que fueron creadas).

Una dificultad importante que tuvieron las PASO para lograr que los ciudadanos tuvieran más relevancia que hasta ahora (y menos relevancia las estructuras partidarias) en la selección de las candidaturas no estuvo tan relacionada con el texto de la ley sino con el aprovechamiento polí­tico en su reglamentación por parte de la Presidente: al establecer la fecha de realización demasiado cerca de las elecciones generales, obligó a los partidos a resolver sus candidaturas con anterioridad. Quizás en las próximas ediciones todos los actores aprendan de esta experiencia y las PASO produzcan efectivamente los efectos deseados de democratización partidaria.

JT: -¿Qué efecto tiene la reforma polí­tica en el sistema de partidos?¿Y en el electorado?

MD: Todaví­a es muy pronto para saberlo, sin embargo no parece que vaya a tener muchos efectos. Si bien es cierto que el aumento de las exigencias para que los partidos polí­ticos mantengan su personerí­a legal redujo la cantidad de partidos muy pequeí±os (que en muchos casos tení­an más intenciones de cobrar el financiamiento estatal que de representar algo o a alguien) y que el umbral del 1,5 por ciento de los votos en las primarias redujo un poco la oferta electoral, todo eso no parece que afectará al funcionamiento del sistema de partidos: la cantidad de partidos que pueden acceder a cargos gubernamentales o formar coaliciones parlamentarias no parece que vaya a sufrir cambios importantes. El electorado, por su parte, ha concurrido a las PASO con muy poca información (la campaí±a del gobierno ha sido verdaderamente pobre) o con bastante escepticismo, ya que casi nadie sabí­a bien para qué estaba participando. En definitiva, no ha sido una reforma de importancia, al menos hasta ahora.

JT: -¿Cómo lee los resultados de estas primarias, la rotunda victoria de CFK?

MD: Es indudable que los resultados han sido abrumadores, pero creo que ese 50 por ciento que obtuvo Cristina es muy heterogéneo, y que ha tenido motivaciones diferentes: el apoyo irrestricto a todo lo que hace el gobierno, un voto consumista, otro clientelista, la buena recepción de algunas de las polí­ticas públicas, la aceptación de los mensajes del aparato de publicidad y propaganda oficial, la identificación con el peronismo y la lealtad al sello justicialista, la empatí­a con la muerte de Kirchner y con la viudez de Cristina, e incluso un voto resignado a causa de los errores de la oposición.

Por otro lado, con la excepción de las pocas provincias que adhirieron a la ley nacional para dirimir disputas partidarias internas en los niveles provincial y municipal, las primarias (que en los hechos no fueron primarias sino, como se ha dicho reiteradamente, una gran encuesta nacional) adelantaron los resultados esperables y quitaron expectativas a la elección general. Desde este punto de vista, el 14 de agosto tuvo un efecto negativo, ya que licuó el sentido de ambas elecciones: las primarias no seleccionaron candidatos, y las elecciones generales han perdido todo interés polí­tico.

JT: -¿Que rol le queda a la oposición frente a los resultados de las primaria y en vistas a los comicios de Octubre?

MD: Un rol de oposición. Si como todo parece indicar, los resultados de las elecciones generales son similares a los de las PASO, el gobierno tendrá un amplio margen de acción para implementar su agenda, y los partidos opositores, ya que  han perdido su rol de eventual reemplazo del gobierno, deberán reforzar y mejorar su rol especí­fico como oposición: seí±alar los errores, promover los controles para contener los abusos, denunciar los ilí­citos, diseí±ar más y mejores planes de gobierno, pero sobre todo, repensar sus armados internos y redefinir sus mensajes hacia el electorado y sus estrategias electorales de cara al próximo turno. Es en este último punto donde más han fallado, y ese trabajo requerirá muchos esfuerzos y mucha renovación.

JT -¿Cuáles son los logros y las materias pendientes de la democracia en nuestro paí­s, desde1983 ala fecha?

MD: El logro principal es haber perdurado, que no es poco teniendo en cuenta nuestra historia. En términos estrictamente del régimen, Alfonsí­n dio legitimidad a la democracia y garantizó su mantenimiento con el juzgamiento y la subordinación de los militares a las autoridades polí­ticas civiles, en circunstancias verdaderamente difí­ciles. Menem dejó una Constitución más moderna y consensuada por todos los sectores polí­ticos, pero los abusos institucionales (y los precedentes que generaron) fueron muy negativos. De la Rúa y Duhalde mostraron que las instituciones pueden sobrevivir aun a sus peores crisis. Kirchner recuperó hábilmente la autoridad presidencial y la del régimen polí­tico frente al tecnicismo económico. Y Cristina, después de haber avalado decisiones muy nocivas para la calidad de la democracia (como lo fueron, por ejemplo, la manipulación del calendario electoral y las candidaturas testimoniales en 2009), después de la muerte de Kirchner ejerció un liderazgo que se mostró necesario aun en contextos favorables. En esta misma lí­nea, la principal materia pendiente es la aceptación de la democracia no sólo como un mecanismo para designar autoridades sino como un sistema de respeto de los derechos civiles, polí­ticos y sociales de los ciudadanos. Seguimos pensando a la democracia más en su componente mayoritario que en sus componentes republicano y liberal, y eso repercute negativamente en la calidad institucional del Estado, que es muy deficiente (por ejemplo, en el desempeí±o de la policí­a, el funcionamiento de la Justicia, o en el respeto por los procedimientos legales por parte de los funcionarios). Todaví­a no hemos podido procesar nuestro pasado de una manera responsable y adulta, y los altos niveles de impunidad frente a la corrupción de los funcionarios (inclusive de los del más alto nivel) sigue horadando la confianza de la gente en sus representantes. No es casual que, aun con bonanza económica, la Argentina siga siendo un paí­s con muchí­simas desigualdades de todo tipo.

¿Quién es?
Martí­n D’Alessandro es Licenciado en Ciencia Polí­tica, Magí­ster en Investigación en Ciencias Sociales y Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. En la Facultad de Ciencias Sociales de esa universidad se desempeí±a como profesor en la Carrera de Ciencia Polí­tica y como investigador del Instituto de Investigaciones “Gino Germani”, donde dirige el proyecto de investigación “Liderazgo presidencial y polí­tica partidaria en Argentina: nación y provincias (1983-2007)”. Es investigador de carrera en el Conicet, Director de Revista SAAP, Publicación de Ciencia Polí­tica de la Sociedad Argentina de Análisis Polí­tico, y Co-Director de POSTData, Revista de Reflexión y Análisis Polí­tico.

Contribuyen en la serie: Juan Cruz Fernández, Mariano Machado, Hugo Passarello Luna, Luciano Romero Mascarell, Mariela Szejnfeld Sirkis

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