Rousseff deberá tolerar medidas proteccionistas de Argentina

El periodista económico Daniel Rittner dio su visión sobre las próximas elecciones en Brasil. Rittner recordó el gran trabajo de la administración de Lula para reducir la pobreza pero advierte que queda mucho por hacer, en especial en educación y en inversión aeroportuaria. Además agrego que Dilma Rousseff, candidata del PT, continuara con la polí­tica de Lula sobre el Mercosur y deberá tener relativa tolerancia a medidas comerciales proteccionistas del gobierno argentino. Por Hugo Passarello Luna


Daniel Rittner, 31 años, es corresponsal en Buenos Aires de Valor Econí´mico, el principal diario de economí­a y negocios de Brasil. Es periodista desde 2000 y tiene posgrado en relaciones internacionales por Birkbeck College, Universidad de Londres. Como reportero del diario, ya cubrió elecciones presidenciales en Sudamérica, viajes internacionales de los presidentes Fernando Henrique Cardoso y Lula, además de 12 cumbres del Mercosur.
Luego de 8 años en la presidencia, Luiz Inácio Lula da Silva se va con una alta tasa de aprobación (según un sondeo realizado por Datafolha, el 79 por ciento de los encuestados consideró como excelente o buena la administración del mandatario).
1. Cuales fueron los principales aciertos de su gestión para lograr esta popularidad?
No se puede desvalorizar el hecho de Lula dejó todo su radicalismo del pasado, supo controlar a los sectores más extremistas del Partido de los Trabajadores y optó por seguir el camino de estabilidad que tuvo comienzo en las dos gestiones de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002).
En materia económica, considero fundamental el mantenimiento del «combo» superávit primario, metas de inflación y tipo de cambio libre. El crédito, como proporción del PBI, creció de niveles cercanos al 20% para casi 50% este año. Ha dejado de ser un privilegio de la clase media.
La intervención del gobierno y la fortaleza de los bancos públicos fue importante para reducir el impacto de la crisis mundial en el 2008/2009, pero también tiene otra cara. No se ha avanzado en la atracción de capitales privados a la infraestructura de transportes, como aeropuertos, carreteras y ferrocarriles. Hoy es el principal desafí­o que tiene Brasil de cara al Mundial de 2014 y a los Juegos Olí­mpicos de 2016.
En materia social, nadie puede negar la reducción de la pobreza en las regiones menos privilegiadas de Brasil, como el Nordeste. Pero los avances en educación son demasiado lentos y se está creando el riesgo de una generación de individuos «estadodependientes».
En resumen, y te dirí­a que eso es lo que más caracteriza Brasil en los últimos años, hay una prosperidad bastante fuerte en términos individuales. O sea, quien tení­a un auto usado ha podido comprarse su primer auto nuevo. Quien ni siquiera sabí­a qué era internet ahora tiene una computadora y su LCD. Los salarios han subido. Pero, abriendo la puerta de casa, la inseguridad continúa igual. No hay nuevas lí­neas importantes de metro en las grandes ciudades. No hay nuevos aeropuertos. En lo colectivo, esta mejora no se sintió.
2. Cuales cree que serán los principales desafí­os para la próxima administración?
Los desafí­os más importantes están, sin lugar a duda, relacionados con el tipo de cambio extremamente sobrevalorizado. De R$ 3/dólar que encontró Lula en el 2003, estamos hoy con R$ 1,70/dólar. De superávit en cuenta corriente, hemos pasado a tener un déficit de 2% a 2,5% del PBI en 2010. Para 2011, el Banco Central estima un déficit cercano a US$ 60 mil millones. Por ahora, eso se puede financiar con inversiones extranjeras y la atracción de capitales meramente financieros que apuestan por la valorización de los activos. El alza de las commodities también tiene sostiene el modelo actual. Pero í‚¿qué pasará si los inversores cambian de humor y las commodities caen?
El aumento de la producción de petróleo, gracias a las descubiertas de yacimientos gigantescos en la tapa presal, y la atracción de capitales financieros que apuestan en Brasil trae como consecuencia indeseada de fortalecer demasiado el real. La industria, con un próspero mercado interno para crecer, sigue presentando buenos resultados generales. Pero tiene cada vez más dificultades en exportar. Los brasileños nunca viajaron tanto al extranjero. Las importaciones crecen rápido.
En materia social, lo que más preocupa es la calidad de la educación pública, sea básica o universitaria. El crecimiento futuro de Brasil encuentra una barrera en la falta de cientí­ficos, ingenieros, médicos y mano de obra especializada. Estamos mal respecto a otros paí­ses emergentes, como China e India, o respecto a Europa Central.
Pero hay otro desafí­o igualmente importante, y eso está relacionado con la propia madurez de la democracia y de las instituciones en Brasil. La popularidad de Lula le dejará no sólo a Dilma como su sucesora. Por primera vez desde la redemocratización (1985), la oposición puede llegar a tener menos de un tercio de los diputados y senadores. Eso le quita a la oposición, incluso, los derechos de minorí­a garantizados por las normas de funcionamiento parlamentario, como la creación de comisiones de investigación. De los 27 gobernadores, el PT y los partidos que forman su coalición federal tendrán posiblemente más de 20.
La verdad es que el gobierno de Dilma podrá aprobar casi todo lo que quiera en el Congreso. Ella tiene un perfil más de confrontación que el de Lula. Eso impone un test importante para la democracia y la fortaleza de las instituciones en Brasil.
3. Para mantener los resultados positivos en materia económica, cuales cree que deben ser los ejes centrales que deberá mantener y/o aplicar la próxima gestión?
Creo que el «super real» no se puede sostener a mediano plazo. El próximo gobierno tendrá dos alternativas: devaluar de a poco o arriesgarse con una devaluación súbita. Es casi imposible decir cual serí­a el tipo de cambio «óptimo» para Brasil, pero seguramente no es el R$ 1,70/dólar de hoy.
El aumento de las exportaciones de petróleo y commodities agrí­colas impone el desafí­o de luchar contra la «enfermedad holandesa», de valorización excesiva del tipo de cambio y desindustrialización. El control excesivo del cambio se ha probado un fracaso en los ’90, pero dejarlo sin ningún tipo de intervención puede ser igualmente equivocado.
Brasil también debe poner énfasis en la apertura a capitales privados de su infraestructura de transportes, como sucedió en telecomunicaciones y energí­a. La aviación comercial debe crecer a un ritmo de 10 % al año hasta 2015, pero no hubo ninguna expansión aeroportuaria significativa en los últimos 15 ó 20 años. Los puertos ya no consiguen atender el fantástico crecimiento de la demanda. Hay que crear reglas estables y atractivas al sector privado. La capacidad del Estado para invertir en infraestructura todaví­a es muy baja.
4. Brasil es uno de los actores económicos más importante del mundo y de la región. Ante un posible gobierno de Dilma Roussef, cual cree que será el impacto en las relaciones comerciales con Argentina y el Mercosur? Y en el mundo?
Al contrario de su adversario José Serra, Roussef deberá dar continuidad a una polí­tica de acercamiento a los vecinos de Mercosur y relativa tolerancia a medidas comerciales proteccionistas del gobierno argentino. La mejor ayuda que Brasil le puede dar a la región es seguir creciendo rápido e importar más desde sus socios sudamericanos.
En el mundo, sin embargo, cabe una pregunta: í‚¿en qué medida la proyección de Brasil en los últimos años tiene que ver únicamente con su crecimiento y en qué medida con el marketing personal de Lula? Roussef no tiene ni el carisma, ni la historia de vida de Lula. Sin Lula se podrá ver más ní­tidamente cual es en verdad el nuevo rol de Brasil en la geopolí­tica internacional.

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