Cinco preguntas a De Riz: «Las primarias fueron un filtro»

Para la reconocida socióloga Liliana De Riz las elecciones primarias del pasado 14 de agosto fueron un filtro para las fuerzas polí­ticas que no superaron la barrera del 1,5% de los votos válidos. En una entrevista con Argentina Elections – Elecciones Argentina explicó que las primarias han logrado “desincentivar la competencia dentro de los partidos para elegir sus candidatos” y se convirtieron en “un ensayo de elección general destinado a medir el caudal electoral de los candidatos”. De Riz también discutió los resultados de las elecciones y entre las razones de la victoria de Kirchner incluyó el auge del consumo sostenido por el Gobierno, la recuperación del empleo y “la imagen de la presidenta en duelo, pero manteniendo la energí­a para conducir al paí­s que recuperó la simpatí­a de gran parte de una sociedad conmovida.”

La entrevista forma parte de la serie “Cinco preguntas a… Los académicos tienen la palabra” que realiza el equipo de Argentina Elections – Elecciones Argentina a varias figuras del ambiente académico nacional e internacional para analizar los comicios de 2011. Para ver el resto de las entrevistas, visite esta página: https://argentinaelections-com.preview-domain.com/2011/08/cinco-preguntas-a-los-academicos-tienen-la-palabra/

Contribuyen en la serie: Juan Cruz Fernández, Mariano Machado, Luciano Romero Mascarell, Mariela Szejnfeld Sirkis

Crédito de la foto: cedida  por la entrevistada

Hugo Passarello Luna: ¿Cómo cree Ud. que impactaron las modificaciones a la reglamentación electoral en la democracia interna de los partidos, en relación a las experiencias previas?

Liliana De Riz: Las candidaturas a las presidenciales fueron elegidas por las cúpulas partidarias a dedo o por consenso, cuando no por autoproclamación. Fueron las cúpulas las que decidieron los requisitos que debí­an reunir los candidatos para ser elegidos y las listas para ser oficializadas. Las listas únicas en el nivel presidencial y en la mayorí­a de los partidos y alianzas que compitieron para diputados nacionales  desvirtuaron el carácter de las elecciones internas, que tienen como fin someter la competencia intrapartidaria a la voluntad de los electores.

Una consecuencia de estas primeras internas ha sido desincentivar la competencia dentro de los partidos para elegir sus candidatos. Sea por la escisión  como ocurrió en el Peronismo Federal o por la renuncia a competir en el caso de candidatos del radicalismo a la Presidencia de la Nación, la elección interna se convirtió en un ensayo de elección general destinado a medir el caudal electoral de los candidatos. Antes que expediente para la democratización de los partidos fueron el instrumento para renovar liderazgos y para definir un sucesor en el peronismo que pronto renovará sus autoridades.

HPL: ¿Qué efecto tiene la reforma polí­tica en el sistema de partidos?

LDR: Las elecciones primarias, obligatorias y simultáneas, fueron un filtro para las fuerzas polí­ticas que no superaron la barrera del 1,5% de los votos válidos en todo el paí­s para las presidenciales y en el distrito correspondiente para diputados y senadores nacionales.

Tres de los diez frentes nacionales no podrán presentar candidatos presidenciales. Cerca de 40 partidos se quedaron sin posibilidad de presentar sus candidatos  a diputados nacionales. Sólo el frente parala Victoriayla Unión Cí­vicaRadical mantienen la representación en los 24 distritos del paí­s. A pesar del magro resultado electoral, el radicalismo sigue siendo la única fuerza de oposición con despliegue nacional.

HPL: ¿Cómo lee los resultados de estas primarias, la rotunda victoria de CFK?

LDR: Entre las fortalezas de CFK cuenta el crecimiento económico, el auge del consumo sostenido por el Gobierno y la recuperación del empleo. Sin embargo, no son suficientes para explicar los resultados de estas internas. Además de las debilidades del arco opositor, otros factores jugaron también a la hora de dar el voto. La repentina muerte de Néstor Kirchner trajo aparejada la revalorización de su liderazgo y del peronismo como movimiento polí­tico, y contribuyó a la desarticulación de las estrategias de la oposición. La imagen de la presidenta en duelo, pero manteniendo la energí­a para conducir al paí­s, recuperó la simpatí­a de gran parte de una sociedad conmovida.

CFK logró situarse a distancia de las figuras más irritantes para vastos sectores de la oposición y capitalizar los logros de la gestión iniciada iniciada por su esposo en 2003 con el telón de fondo de la debacle económica de 2001. Con una retórica mucho más radicalizada que sus actos, consiguió recuperar la adhesión de sectores de las clases medias urbanas y rurales que no la habí­an votado antes. La enorme asimetrí­a de recursos entre gobierno  y oposición también contribuyó al triunfo arrollador de la presidenta. Por último, aunque de menor importancia que los antes mencionados, las listas colectoras se mantuvieron pese a la insistencia de sectores de la oposición y de expertos en temas electorales para que fuera prohibidas y llevaron agua al molino de la presidente.

Parte de la fortaleza del gobierno se ha construido sobre la debilidad de la oposición. A una década de la crisis de 2001, todaví­a perduran sus consecuencias sobre el sistema polí­tico. Aquel aí±o colapsó el sistema de partidos que habí­a organizado la democracia desde 1983. El peronismo pasó a ser la fuerza predominante de un sistema partidario desequilibrado por la pérdida de los apoyos del espectro no peronista.

Desde entonces, la fragmentación alimentada por la proliferación de nuevos partidos -la mayorí­a de los cuales son partidos personales, sostenidos por el voto independiente- y la difí­cil reconstrucción del radicalismo, han conspirado contra la capacidad de la oposición de ofrecer propuestas que despierten el entusiasmo y conviertan la nostalgia en esperanza de futuro. No hubo propuestas claras sobre cómo enfrentar los problemas irresueltos y los que se avizoran y particularmente, no se supo articular los desafí­os pendientes con los problemas concretos de la gente.

Las alianzas que habí­an hecho la elección a tres bandas de 2009 se desgranaron. Desde entonces, el Congreso no logró la fuerza polí­tica y la capacidad de resonancia que esas elecciones le habí­an brindado. No faltaron legisladores que cambiaron intereses por favores. La resignación al “modo de gobernar del kirchnerismo” terminó echando por tierra las esperanzas depositadas en el mapa polí­tico surgido en 2009.

HPL: ¿Que rol le queda a la oposición frente a los resultados de las primarias y en vistas a los comicios de Octubre?

LDR: En polí­tica, como gusta decir Fernando Enrique Cardoso, cuando estamos ante lo inevitable, suele ocurrir lo inesperado. No se pueden trasladar los resultados de estas primarias a octubre.  Sin embargo, el triunfo a CFK con una diferencia de 38 puntos respecto de sus principales seguidores, arracimados en torno al 12 % de los sufragios, hacen poco probable el surgimiento de una segunda fuerza en condiciones de disputar en una segunda vuelta, no sólo por las reglas del ballotage menos exigente que la de la mayorí­a absoluta lo dificulta, sino porque es difí­cil imaginar en las condiciones fijadas por la ley electoral, una estrategia opositora de coalición electoral.

A ello se agrega las reticencia a hacerlo que ha mostrado todo el arco opositor. Personalismos exacerbados, poca generosidad y poca paciencia, han redundado en el fraccionamiento de las alianzas, incluso de las que fueron exitosas en el plano electoral. ¿Acaso cambiarán estas actitudes en los 70 dí­as que restan?

La estrategia del voto útil para las elecciones del 23 de octubre, fundada en una segunda minorí­a a buena distancia del resto del pelotón y con posibilidades de llegar a la segunda vuelta se frustró. La estrategia de reforzar el rol opositor en el Congreso para impedir un gobierno hegemónico carente de controles, levantada porla UCR, no ha sido compartida por el resto del arco opositor. La ley electoral impide la modificación posterior de las listas y el armado de alianzas y deja a la oposición con poco margen de maniobra para redefinir su estrategia.

Las  distintas fuerzas de oposición han reconocido su derrota y deberán redefinir su estrategia ya que no pueden adjudicarla al impacto de factores exógenos al desempeí±o de los partidos y de sus candidatos. Tendrán que encontrar el nexo entre el discurso institucional que  exige que las polí­ticas para el desarrollo de la economí­a tengan mecanismos transparentes e inmunes a la corrupción y las consecuencias negativas que la opacidad trae aparejada para la población; tendrán que mostrar que la sociedad corporativa sigue viva y que siguen existiendo mercados protegidos y que son fuentes de despilfarro y de ineficiencia.

Deberán esclarecer la importancia de la acción estatal anticipatoria y previsora – ningún paí­s está hoy blindado- y asociar valores a intereses para lograr la conducción polí­tica del paí­s.

 ¿Quién es?

Liliana De Riz es licenciada en Sociologí­a en la Universidad de Buenos Aires con Diploma de Honor (1964) y Doctora en Sociologí­a por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de la Universidad de Parí­s con Mención Especial (1975). Es Profesora Consulta en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA e Investigadora Superior del CONICET . Fue coordinadora y autora principal de los Informes de Desarrollo Humano de Argentina 2002 y 2005, el primero de los cuales recibió el premio a la Excelencia en impacto de polí­ticas públicas otorgado por el PNUD (2004). Experta en polí­tica latinoamericana, estudió los sistemas electorales, los partidos, las polí­ticas públicas y el desarrollo humano. Entre sus libros: Sociedad y polí­tica en Chile: de Portales a Pinochet (1979), Radicales y Peronistas: el Congreso Nacional entre 1983 y 1989 (1994) y La Polí­tica en suspenso 1966 – 1976 (2000). En 1996 recibió el Premio Konex de Ciencias Polí­ticas.

Entrevista por Hugo Passarello Luna

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