Al final Kirchner será candidato

Los medios del dí­a comunicaron la esperada noticia sobre la confirmación de la candidatura de Néstor Kirchner. El ex presidente será candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, seguido por el gobernador de la misma provincia Daniel Scioli, la artista Nacha Guevara (Clotilde Acosta) y el jefe de gabinete Sergio Massa.


Kirchner es candidato y pone lo mejor que tiene en la Provincia
Leonardo Mindez
Clarí­n
10 de mayo de 2009

El sueño dorado del retiro en un café literario se esfumó en un suspiro. Apenas un año y medio después de entregarle el Gobierno a su esposa y dejar la Casa Rosada con un 75 por ciento de imagen positiva, Néstor Kirchner fue forzado a volver al barro desde uno de los escalones más bajos del escalafón polí­tico: desde la cero de hoy es candidato a diputado en una elección con final abierto en la que, según sus propias palabras, se juega «a todo o nada» la supervivencia de su proyecto polí­tico.
Tras 18 fatigosos meses de Cristina en el poder, llegó la confirmación definitiva, en los papeles, de que su marido nunca pudo, quiso o supo correrse del centro de la escena polí­tica para dejarle el protagonismo a su esposa.
Desde aquel primer impulso de presidir el peronismo como «base de sustentación» para el Gobierno hasta este desafí­o de estampar su nombre a la cabeza de la elección legislativa en la Provincia, como apuesta final para «garantizar la gobernabilidad». Palabras dramáticas que salen hoy de su boca.
El problema es que de aquel 75 por ciento no quedan ni rastros. Por eso debió inventar el artilugio de las «candidaturas testimoniales» y arrastrar detrás suyo al mismí­simo gobernador Daniel Scioli, al jefe de Gabinete, Sergio Massa, y a 45 intendentes que aceptaron, a regañadientes, tapizar las listas distritales con sus nombres. Hasta hubo que recurrir a la memoria emotiva de Evita que pueda evocar Nacha Guevara en el votante. Y aún así­ la contienda se avizora farragosa y con final abierto.
Las elecciones de medio termino suelen marcar un punto de inflexión. Lo vivió Raúl Alfonsí­n en el 87 y diez años después le tocó a Carlos Menem. Ni hablar de lo de Fernando de la Rúa en 2001. Pero no hay antecedentes de un oficialismo dispuesto a tirar sus principales nombres a la parrilla para transformar un comicio legislativo en un auténtico plebiscito sobre su gestión ante una oposición que empujó y aceptó el desafí­o con armas similares.
Otra vez, la interna del justicialismo se dirimirá en elecciones generales. No sólo hacia el interior del PJ, que comenzará a realinearse el mismo 28 de junio por la noche. Si no de cara a la sucesión en el poder.
En el vital territorio bonaerense, Francisco de Narváez apuesta su fortuna a que el comicio abone su camino hacia la Gobernación. Y Felipe Solá, más que una banca en el Congreso, va por una silla en la mesa chica de los peronistas que irán por la presidencia en 2011.
Algo similar sucede desde el interior del paí­s, donde un nuevo eje autónomo del kirchnerismo con epicentro en Santa Fe, Córdoba y Entre Rí­os busca la reelección contundente de Carlos Reutemann como senador para auparlo hacia la Casa Rosada.
Otro que percibió que la elección de junio puede convertirse en una llave para su aspiraciones futuras fue Mauricio Macri que, a falta de una estructura propia en buena parte del paí­s, decidió jugar a su vice Gabriela Michetti como candidata en la Ciudad y se decidió a apuntalar al el peronismo disidente en la provincia.
Si Kirchner se vio forzado a sepultar su proyecto de la transversalidad y entregarse al auxilio del viejo aparato pejotista, la otra novedad de esta elección será el regreso de la Unión Cí­vica Radical.
Julio Cobos y Elisa Carrió, los dos hijos descarriados que alguna vez se marcharon, vuelven a casa para impulsar sus propios anhelos presidenciales.
Kirchner pasó la tarde de ayer en Olivos junto a su principal armador, Juan Carlos Mazzón, en contacto telefónico abierto con Alberto Balestrini en La Plata, Daniel Scioli en su casa del Tigre y Florencio Randazzo y Sergio Massa en una oficina céntrica. Así­ terminaron de completar los primeros lugares de la boleta oficialista con los «más fieles entre los fieles» entre los que buscan renovar su banca.
Kirchner llevó el misterio hasta último momento. Ayer, el propio Scioli reconoció que el ex presidente recién le confirmó que serí­a candidato al anochecer.
Kirchner va con Scioli y 45 intendentes
Juan Pablo Morales
La Nación
10 de mayo de 2009

Néstor Kirchner develó desde Olivos el misterio más anunciado. El ex presidente será primer candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires y apostará a más de medio centenar de candidaturas testimoniales en todo el territorio bonaerense para garantizar que siga viva la llama de su proyecto polí­tico después del 28 de junio.
A sólo dos horas del cierre de listas, el gobernador Daniel Scioli hizo público el anuncio en la Feria del Libro. «Demostramos la clara voluntad con Kirchner de ponernos al frente», dijo el gobernador frente a los periodistas.
Al filo de la medianoche, Scioli viajó a La Plata y se encontró con el jefe de Gabinete, Sergio Massa, y el vicegobernador Alberto Balestrini. Los tres presentaron oficialmente las listas que entregó el apoderado del partido, Jorge Landau. «Que Kirchner encabece la lista es una garantí­a de respaldo para nuestro proyecto», recalcó Scioli. «Ahora es momento de discutir ideas», agregó Massa. Kirchner prefirió mantenerse recluido en la quinta presidencial, donde habí­a estado todo el dí­a punteando en el mayor de los hermetismos los lugares en las nóminas.
En los primeros puestos, escasearon las sorpresas. Scioli ocupará el segundo puesto, como candidato testimonial. En el tercer lugar, estará la actriz Nacha Guevara. En el cuarto puesto, Massa, pese a su deseo de postularse como legislador provincial por la primera sección electoral. Por orden de Kirchner también será candidato testimonial. En el quinto puesto, estará el abogado gremial Héctor Recalde. Un reconocimiento para el jefe de la CGT, Hugo Moyano. El sindicalista también logró un lugar para Omar Plaini (13 en la lista) y dos lugares en las listas provinciales.
Entre los diputados que renuevan sus bancas estarán Diana Conti (6) y Carlos Kunkel (7), figuras clave en el control del Consejo de la Magistratura. El noveno puesto de la lista nacional fue una sorpresa y será ocupado por Dulce Granados, esposa del intendente de Ezeiza, Alejandro Granados.
En Olivos y en La Plata, hubo negociaciones hasta último momento para sumar la mayor cantidad de intendentes a las nóminas provinciales. El objetivo: que arrastren votos para favorecer la candidatura del jefe peronista y evitar fugas de última hora.
Alrededor de 45 serán los jefes comunales en toda la provincia que se pondrán al frente de las listas o que participarán en las nóminas seccionales, según fuentes del gobierno bonaerense. Scioli fue el encargado de ejercer la máxima presión en los últimos dí­as. El caso paradigmático fue el de Mar del Plata. El gobernador ayer viajó especialmente a esa ciudad para convencer al intendente, Gustavo Pulti. Al final, lo convenció. Se postulará como senador por la quinta sección electoral.
El conurbano
En el conurbano, la región electoral que definirá las elecciones y en la que Kirchner apuesta su futuro, se postularán como concejales 18 de los 24 jefes territoriales.
Entre los que prefirieron no encabezar las listas distritales están Jesús Cariglino (Malvinas Argentinas), Hugo Curto (Tres de Febrero), Humberto Zúccaro (Pilar), y Joaquí­n de la Torre (San Miguel). Todos ellos son del norte del Gran Buenos Aires.
Al Sur, en cambio, no hubo deserciones. Los 11 caciques más poderosos de esa zona «jugarán» el 28 de junio. Entre ellos estarán Fernando Espinoza (La Matanza), Julio Pereyra (Florencio Varela), Juan José Mussi (Berazategui) y Francisco Gutiérrez (Quilmes).
En las ocho listas seccionales, también habrá candidaturas testimoniales. Serán más de una decena los postulantes a legisladores provinciales que si son elegidos no ocuparán sus bancas.
En la primera sección (norte del conurbano), estará al frente de la lista la ministra bonaerense Cristina Alvarez Rodrí­guez. No asumirá su cargo. En la segunda sección, se postulará el diputado nacional José Marí­a Dí­az Bancalari, que sí­ asumirá, pero en el segundo lugar habrá otro postulante testimonial: el intendente de Rojas, Norberto Aloé.
En la tercera sección, Scioli logró convencer al Balestrini para que encabezara la lista de diputados provinciales. En la cuarta sección, será candidato a senador el intendente de Chivilcoy, Ariel Franetovich. En la quinta sección, detrás de Pulti estará el senador Osvaldo Goicoechea. También será testimonial. Y en la séptima, el intendente José Eseverri también jugará su futuro como intendente en nombre de Kirchner.
La UCR impugnará al ex presidente
* El presidente de la UCR, Gerardo Morales, confirmó que en las próximas horas impugnará ante el Juzgado Federal Electoral de La Plata las candidaturas para diputados nacionales de Néstor Kirchner y Daniel Scioli, ambos del Frente para la Victoria. En el caso de Kirchner, el senador radical consideró que el domicilio en la quinta presidencial de Olivos es «territorio federal» e interpretó que no sirve como antecedente para presentarse como candidato bonaerense. Sobre Scioli, Morales dijo que, al postularse anticipando que no asumirá la banca, «rompe con el principio de autenticidad» que establece la ley.
Ultima fase de campaña
Mario Wainfeld
Página 12
10 de mayo de 2009

Sobran motivos para relativizar las encuestas a dos meses del comicio.
Los errores, la manipulación, la ajenidad de los votantes a los vaivenes previos, la transitoriedad del contexto general. La experiencia de un cuarto de siglo reseña pifias severas de uno o de todos los consultores. Por mencionar las más memorables, casi todos subestimaron enormemente el voto bronca de 2001 y la diferencia en primera vuelta en pro de Mauricio Macri en 2007. Un puñado de nuevos intendentes del conurbano, triunfadores en las urnas, eran desdeñados en los sondeos. Hilando fino, todos los consultores reconocidos en el primer nivel tienen algún esqueleto en su armario. í¢â‚¬Å“Sobre todo en Buenos Airesí¢â‚¬Â se ataja uno de ellos.
Claro que también acertaron en circunstancias inéditas: la compleja presidencial de 2003, con cinco candidatos en paridad fue presagiada con claridad (sí­ que con anticipo de pocas semanas). También fueron aceitadas las bocas de urna cuando Néstor Kirchner llegó al ballottage contra Carlos Menem.
El peor baldón para los especialistas y el periodismo sucedió en 1999, en elecciones a gobernador en Tucumán. Los tres principales comandos de campaña (bussismo, Alianza y PJ) y a su zaga la prensa gráfica anunciaron la victoria de Antonio Bussi. Se fundaron en bocas de urna concordantes de varias vertientes. El conteo de los votos, el de endeveras, desmintió la profecí­a y el peronista Julio Miranda sumó más que el hijo del represor.
De todas maneras, todos los actores de í¢â‚¬Å“la previaí¢â‚¬Â a la competencia, leen las encuestas con avidez y les creen en general. Los manejos tácticos de las fuerzas más poderosas y sus referentes comparten (aunque no lo sinceren) una lectura común, cuya certeza se conocerá cuando, ay, ya sea demasiado tarde. De cara al cuadro actual todos han leí­do referencias similares. Esas constantes explican, en gran medida, las jugadas esenciales de Kirchner, Macri, Carrió, De Narváez, Cobos y Reutemann, sin agotar la lista.
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Los nuevos presidenciables: Hace dos años, para los mudables usos argentinos, primó la estabilidad. Kirchner habí­a llegado con pocos votos pero era factible que, si le iba bien, el peronismo (dividido en tres lemas) se aunara tras él. Elisa Carrió se mantuvo vigente como opositora relevante, con un techo. Daniel Scioli tení­a atractivo electoral, lo convalidó en ligas mayores. Macri y Hermes Binner accedieron a las gobernaciones que habí­an perdido por poco en 2003, con dudosas artes en el caso del santafesino. Un número apreciable de gobernadores e intendentes lograron la reválida tras años de crecimiento y creación de trabajo.
Desde entonces, el escenario mutó bastante. Repasemos las novedades más llamativas, sobredeterminadas por el conflicto de las retenciones móviles y su desenlace.
– Se centrifugó la Concertación Plural, el armado de Kirchner en suplencia de la fallida transversalidad. El primer proyecto era más ambicioso, revulsivo de las identidades previas, poco apegado al peronismo. La Concertación, una liga de gobernantes, menos pretenciosa ideológicamente, calzaba bien con el estilo de gobierno de Kirchner y con sus preferencias por quienes manejan la gestión ejecutiva, fuera cual fuera su signo partidario. Su inauguración en 2007 fue fastuosa, hiperfuncional para allegar votos a Cristina Fernández, a cambio de ceder presencia en las provincias. La Concertación, que se mantiene vigente en Santiago del Estero y Rí­o Negro, se fue deshilando por falta de cuidado polí­tico. Los aliados, minoritarios, fueron extrañados del gobierno nacional, no se articuló con ellos instancias suprapartidarias que dieran cuenta de su sobrevida. El asombroso periplo de la resolución 125 añadió un golpe tremendo, abriendo la oportunidad para un envión de Julio Cobos. Un envión hacia fuera y hacia arriba.
– El vicepresidente saltó al estrellato nacional en una noche no olvidable. Se hizo presidenciable en horas, resucitó la autoestima radical. Las reacciones ante la muerte del presidente Raúl Alfonsí­n cimentan ese hecho, cuya magnitud es imposible determinar.
– La puja del peronismo por la sucesión de los Kirchner se aceleró también y, con el tiempo, parió las dos jugadas que suenan más relevantes de cara a junio: los desafí­os de Reutemann y del PRO peronismo en Buenos Aires.
– A partir de junio de 2008 era evidente que, desmadejada la Concertación y agravada su carencia de arraigo propio en las provincias, Kirchner debí­a jugarse a fondo, hacerse bonaerense.
El armado panradical y los retos del propio peronismo (con buenas perspectivas en Santa Fe, con cara de papelón en Córdoba) se husmearon en el Senado esa noche. Después llegaron las operaciones, los pactos.
Dos presidenciables se sumaron a la lista de 2007: el correligionario Cobos, el compañero Lole.
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Torazos en pocos rodeos: Ninguna fuerza opositora tiene fuerte implantación en muchos distritos. Luis Juez es exclusividad de Córdoba. El PRO de Macri es competitivo en su feudo porteño y va a por Buenos Aires. La Coalición Cí­vica encabeza las listas panradicales en los mismos distritos, donde llegará al podio, aunque no pinta que primera. El Movimiento Popular Neuquino viene sosteniendo su hegemoní­a provincial y funge de aliado del oficialismo nacional.
El radicalismo K puede ganar en Rí­o Negro y Santiago del Estero. La UCR sin aditamentos es favorita en Mendoza, Catamarca y Corrientes.
En el resto de los distritos suena como ganadora alguna vertiente del peronismo. Los disidentes en San Luis y Santa Fe. En las restantes, hay gobernadores que acompañan al kirchnerismo pero que juegan para sí­, de cara al í¢â‚¬Å“Confederal de ganadoresí¢â‚¬Â que todos maquinan para el dí­a después.
El mapa nacional insinúa una primací­a panjusticialista, si se mide en cantidad de provincias.
Se supone que serí­an muy distintos los resultados en diferentes provincias, en distintos estratos sociales. El lector podrí­a argí¼ir que en eso no hay novedad pero sí­ lo es la magnitud de los abismos. Tantas distancias moldean discursos apologéticos. Si gana en el NOA, el NEA y la Patagonia el Frente para la Victoria se autorretratará como la expresión de la Argentina profunda. Sus contrarios ansí­an retrucar mostrando el apoyo del interior agrario, en especial de la Pampa Húmeda, una cosecha adicional que trajo el conflicto de la soja.
También hay tufillo de grandes clivajes entre las clases sociales. El kirchnerismo hará centro en sus apoyos populares, el abanico opositor de centroderecha hará la apologí­a de estratos medios y altos, y hasta el aval de los grandes centros urbanos, también iniciado dos años ha.
Esos abismos, a los ojos del cronista, aluden a una carencia de las ofertas polí­ticas: la dificultad de interpelar a estamentos sociales y regiones diferentes en un proyecto unificador.
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Buenos Aires, el destino: Sin candidatos del riñón en las demás provincias, salvo en Santa Cruz, Kirchner tení­a que exponerse en Buenos Aires. Los riesgos son muchos, pero sustraerse a la contienda podí­a ser más lesivo para el oficialismo.
Las candidaturas testimoniales de los intendentes (que seguí­an en debate al cierre de esta nota, bien entrada la noche del sábado) fueron un recurso para unir sus destinos futuros y evitar ligerezas o ausencia de compromisos. Para que muchos intendentes se dejaran contar las costillas, Scioli debí­a predicar con el ejemplo: ató su futuro al del ex presidente, un mal resultado dejarí­a al kirchnerismo y a su principal prospecto de delfí­n similarmente malheridos.
La coalición entre De Narváez, Felipe Solá y Macri le puso pimienta a ese escenario. Desde hace seis años, el panperonismo se alza con más del 60 por ciento del padrón bonaerense, pescan en ese rí­o revuelto.
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Una segunda oportunidad: Reutemann se achicó en 2003, nunca se supo bien por qué, sus parcas explicaciones ayudaron poco a desentrañar su retirada. Para Eduardo Duhalde, no habí­a misterio: Lole habí­a sido poco inteligente y medroso, carencias que describí­a con vocabulario cotidiano, más crudo y directo. En el reciente verano, el ex gobernador santafesino oteó una revancha. Primero se lanzó al ruedo de consuno con Kirchner, luego se despegó y lo enfrentó. El horizonte le pinta propicio, tiene altas perspectivas de prevalecer en su provincia, lo que derivarí­a en una alta virtualidad para ser una referencia central para el peronismo no kirchnerista. Su peso especí­fico es superior al del socialista Rubén Giustiniani, su rival para la senadurí­a. De ahí­ que Binner se sumara a la campaña, dándole duro a Reutemann, para trasfundir potencia a Giustiniani. La movida es sensata: Binner vs. Reutemann es una partida más pareja. La foto muestra en lo alto al peronista, es de manual reforzar al socialismo sumando a su figura de más fuste.
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Variedades en 16: La Alianza Cí­vica Nacional se conformó en 16 distritos, pero en cada uno prima un partido, marca el territorio, las relaciones distan de ser idí­licas. Carrió le hizo sentir su jefatura a Cobos en Buenos Aires, vetó a un candidato, limó a otros. En Capital fue todo más simple, el cobismo quedó afuera.
La interna entre los dos presidenciables hacia el 2011 es patente, Cobos exacerba su tono calmo (si el oxí­moron es admisible) y apuesta a un éxito resonante en su Mendoza natal, una provincia signada por la alternancia.
Macri se robusteció al promover la alianza con De Narváez y Solá. El pato de ese triángulo fue el ex gobernador bonaerense: el Colorado lo relegó al segundo puesto, lo maltrató en el cierre de listas, le dio un sesgo personalí­simo a la campaña, que hace hincapié en el cabeza de lista, olvidando la í¢â‚¬Å“fórmulaí¢â‚¬Â que se mentó en la luna de miel entrambos.
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Picarescas: Las trapisondas y los codazos son costumbre en los cierres de lista. La falta de instancias orgánicas o de internas multiplican el fenómeno. Las rupturas o los enojos se incrementan cuando nadie cree que el acuerdo electoral tendrá sobrevida en el porvenir. Los partidos polí­ticos organizan a sus cuadros, les dan una suerte de escalafón. El burlado o postergado de hoy acumula un mí­nimo bonus para otra vez. Nada de eso es imaginable cuando la afectio societatis rige a plazo fijo, breve como un romance de verano.
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Apostillas: Una directora de Poder Ciudadano, Laura Alonso, es candidata a diputada PRO. Una confesión de la ideologí­a que prima en tantas ONG que dan clases de civismo levantando el dedito. El í­ndice acusador, a menudo, no es impoluto ni carece de ideologí­a al direccionarse.
– Nacha Guevara será candidata en un puesto que soñarí­an dirigentes de larga trayectoria. Andrea del Boca estuvo a un tris de colar. Marcela Acuña, postulante a concejal en Tres de Febrero, encarna otro ensayo de transplantar prestigios a la polí­tica.
– En el otro rincón, Patricia Vaca Narvaja quedó afuera de las listas del FpV cordobés que cerró el impresentable Ricardo Jaime, operada por Juan Carlos Mazzón. Otra torpeza para su deplorable foja de servicios. Los dos fueron artí­fices del apoyo del oficialismo a Juan Carlos Schiaretti, que le ganó la gobernación a Juez en un escrutinio sospechoso. Con ese bagaje en sus mochilas, se colocan en rauda lid por el cuarto puesto, contra el gobernador que los dejó de garpe. El oficialismo pierde a una de sus más coherentes y más eficaces legisladoras, determinante en las cerradas votaciones del año pasado. Otro paladí­n kirchnerista, Agustí­n Rossi, el presidente del bloque de Diputados, armó una lista propia que difí­cilmente transgreda el tercer lugar en Santa Fe. El repliegue del kirchnerismo a í¢â‚¬Å“la provinciaí¢â‚¬Â lo priva de cuadros comprometidos con su proyecto y fogueados en otros distritos. En la boleta que encabeza Kirchner, se respetaron más los pergaminos ganados en la Cámara.
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El arte de interpretar: La lectura del resultado es un debate ineludible. El oficialismo fantasea con conservar, raspando, mayorí­a propia en Senadores. En Diputados lo más verosí­mil es que la pierda. Todo sugiere que aún en ese supuesto seguirá siendo el bloque mayoritario, lejos, en ambas Cámaras.
La unidad opositora es una quimera, que solo funciona como veto a las propuestas del Ejecutivo y para pedir una merma o supresión de las retenciones a la soja. Los radicales dicen que los peronistas confluirán en el futuro, cuando piden el voto contra ellos. Pero pintan un colectivo opositor unido, cuando predicen los resultados. Igual proceden los peronistas, que dejan pegados a los radicales y la Alianza a la hora de competir.
La suma general de votos será otro criterio en disputa. Cada cual elegirá la vara para medirla y compararla. í‚¿í¢â‚¬ÂLos otrosí¢â‚¬Â, todos juntos?, í‚¿El primus inter pares de ellos? í‚¿Las cifras del kirchnerismo en la parlamentaria de 2005 (más semejante a la de junio) o a la presidencial de 2007 (más cercana)? Cualquier parámetro es incompleto, ya se puede imaginar quién optará por uno u otro.
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Cuenta regresiva: Las definiciones redondean un tramo en la cuenta regresiva hacia el veredicto popular. Las posibilidades de dirigentes de primer nivel dependerán de ese pronunciamiento. Los candidatos entran en la segunda fase de una campaña iniciada hace largo rato. La repetición constante dificulta su labor. Será peliagudo atraer la atención cuando la calesita de postulantes gira en los medios desde hace meses.
Como fuera, todaví­a queda un tiempo, un espacio y la aptitud de los candidatos para impactar en una sociedad que descree de la polí­tica.
Habrá que ver.
Queda para la semana entrante calcular cuántos sindicalistas, cuántos piqueteros y cuántos propietarios rurales serán candidatos. Los números serán una referencia acerca de cambios culturales y de regresiones a derecha que flotan en el viento.


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