Según la mayoría de los sondeos supera el 50% de los votos
10 de Julio de 2007
Si en algo coinciden todas las encuestas que se aventuraron a medir los humores electorales en la populosa provincia de Buenos Aires es en la supremacía absoluta de Daniel Scioli en la preferencia de los habitantes de ese territorio.
El vicepresidente araña los 50 puntos de intención de voto, según el sondeo. Su ventaja, además, consiste en que todos sus rivales están, por lo menos, 30 puntos más abajo.
En ese escenario, para los analistas, los votos de Scioli en el distrito más fuerte del país (que concentra cerca del 40% del padrón electoral) pueden aportar el caudal que necesita Cristina Fernández de Kirchner para ganar en primera vuelta y dejar frustrados los planes opositores de forzar una segunda vuelta en las presidenciales del 28 de octubre próximo.
Las encuestas muestran además una baja importante de Juan Carlos Blumberg (el único que hasta ahora le hacía sombra al kirchnerismo) como consecuencia de la revelación de que no contaba con el título de ingeniero que se adjudicaba.
En ese sentido, los sondeos plantean una incógnita: cómo evolucionará la imagen de Jorge Macri, precandidato en territorio bonaerense y portador del mismo apellido de su primo Mauricio, el ganador de las elecciones en la Capital.
«Hay un predominio neto de Scioli que, salvo acontecimientos extraordinarios, difícilmente pueda revertirse, y una baja en las mediciones de Blumberg», observó Ricardo Rouvier.
En la última encuesta elaborada por este politicólogo, Scioli sacaba una amplia ventaja, con el 49,5 por ciento de los votos. En segundo lugar se ubicaba Blumberg, con el 12 por ciento.
Bastante más abajo se ubicaban el peronista Francisco de Narváez, con el 6,1%; Marta Maffei, de ARI, con el 3,9%; la radical Margarita Stolbizer, con el 2,8% y el ex comisario Luis Patti (Paufe), con un 2,7 por ciento.
Acefalía de liderazgo
«La oposición dice que hay posibilidad de ballottage, pero mientras siga su acefalía de liderazgos en la provincia, este escenario no se va a dar», opinó Carlos Germano.
Con esta opinión coincidieron casi todos los analistas consultados por LA NACION. En la última encuesta del CEOP, también encargada por el Gobierno, Scioli tiene un 45% de intención de voto. Ese mismo sondeo ubica a Blumberg con el 14%, seguido por el empresario Narváez, con el 6 por ciento.
La lista se completa con la radical Stolbizer y el arista Carlos Raimundi, que están empatados con un 4% cada uno. Por el momento, ambos postulantes van separados, aunque existen negociaciones para selllar una alianza bajo el rótulo de la Coalición Cívica que impulsa Elisa Carrió.
Roberto Bacman, director del Centro de Estudios de Opinión Pública, fue un paso más allá y explicó que cuando se mide la lista completa en la provincia, que incluye a Cristina Kirchner y a Scioli, el voto de ambos se potencia y llega al 55%. Además, hizo notar que Blumberg, hoy con el 14% de adhesiones, en algún momento había llegado al 28%. Su descenso había empezado algunos meses atrás, pero se aceleró con el episodio de su falso título de ingeniero.
«Scioli está por arriba del 50%, con una diferencia muy importante sobre el segundo, Blumberg, que cae», confirmó Santiago Lacase, de Ipsos Mora y Araujo.
Por Laura Capriata
De la Redacción de LA NACION
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La oposición buscará frenar a Scioli
Intentará que el vicepresidente no logre superar el 50% de los votos; de esta manera, Cristina Kirchner iría a una segunda vuelta
10 de Julio de 2007
Tras la estrepitosa derrota electoral en la Capital, la provincia de Buenos Aires es hoy más que nunca el «as en la manga» del Gobierno para ganar las elecciones presidenciales sin el escollo del ballottage. Consciente de ello, la oposición presentará una variada oferta de candidatos a gobernar el mayor distrito electoral del país con la esperanza de evitar que el postulante oficialista, Daniel Scioli, supere la barrera del 50 por ciento de los votos.
Si cruza ese límite, ya está todo dicho: la oposición cree que el oficialismo se llevará el 28 de octubre -cuando se celebren las elecciones presidenciales y bonaerenses- no sólo la gobernación, sino también el trofeo mayor, la presidencia, sin más vueltas.
El oficialismo derrocha entusiasmo. «Con Daniel superamos el 55%», exageraba un dirigente del PJ bonaerense, principal aliado kirchnerista en el distrito. La oposición admite por lo bajo que perderá en la provincia, pero (quiere creer) no por ese porcentaje.
«En el apogeo del kirchnerismo, Cristina [Kirchner] obtuvo el 45% de los votos en 2005, cuando competía por la senaduría. Duhalde [Eduardo], en su mejor momento, orilló el 40% de los votos. Difícilmente Scioli supere el 50% cuando, por lo general, el candidato a gobernador bonaerense obtiene un porcentaje similar al del candidato presidencial. Y Cristina de Kirchner no alcanza esa cifra», advierten.
Pero los sondeos se empecinan en encumbrar a Scioli en la cima, rondando los 50 puntos de intención de voto.
Los rivales
La oposición desespera porque no halla un rival capaz de disputarle el trono; sin otra alternativa, optó por presentar una oferta atomizada de candidatos para restarle puntos a Scioli, pero también para evitar que el oficialismo arrase con todos los cargos en disputa, desde los concejales hasta los diputados nacionales.
La ebullición es total en la oposición; los candidatos que eran seguros ayer hoy no lo son y se planean alianzas impensadas. Veamos por partes:
Juan Carlos Blumberg : su posible candidatura (nunca la oficializó) quedó herida de muerte luego del escándalo sobre su falso título de ingeniero. Era el hombre que mejor medía en las encuestas detrás de Scioli y ahora el espacio de centro quedaría para otros candidatos.
Mauricio Macri (Pro), quien era el principal impulsor de Blumberg, hará campaña en Buenos Aires para por lo menos mantener su estructura partidaria y aumentar su representación parlamentaria. Para ello apostaría por su primo Jorge Macri, en una posible alianza con el empresario y también candidato Francisco de Narváez.
Recrear, en tanto, podría presentar candidatura propia o bien viraría hacia las filas de Margarita Stolbizer, mientras que Luis Patti anticipa que también lanzará su candidatura.
Margarita Stolbizer : en 2003 obtuvo casi el 10% de los votos y ahora seguramente competirá en alianza con la Coalición Cívica de Elisa Carrió, lo que ya generó roces en ARI, cuyo postulante es Carlos Raimundi.
«Stolbizer sería una gran candidata, incluso de temer, pero la UCR se partió en tres y ya no tendrá el mismo peso específico», analiza un dirigente peronista histórico.
En efecto, además del sector de Stolbizer, competirán el radicalismo kirchnerista (que apoyará a Scioli) y la UCR aliada al candidato presidencial Roberto Lavagna, cuyo candidato es Ricardo Alfonsín.
Francisco de Narváez : su candidatura sigue en pie, pese a que podría ser impugnada en la Justicia por ser colombiano.
«No tengo dudas sobre la validez de mi postulación. No hay ni debería haber diferencia por el lugar de nacimiento de un candidato, y en esto me amparan los tratados internacionales que suscribió nuestro país», enfatiza el empresario. Narváez presentará fórmula propia, aunque no se descarta un acuerdo con el sector de Macri.
Jorge Sarghini : es el candidato de Lavagna en Buenos Aires, quien presentó recientemente su acompañante en la fórmula, Teresa Fernández, ex esposa de Felipe Solá, a quien hoy se la disputa el peronismo antikirchnerista para una posible fórmula presidencial.
Este sector también pretende tentar a otra lavagnista, Hilda de Duhalde, para competir en el nivel nacional o en la provincia. Hasta hace poco, la senadora públicamente anticipaba su voto por Sarghini.
Ricardo Alfonsín : su candidatura es la otra punta de lanza de la propuesta lavagnista en la provincia. El radicalismo bonaerense apuesta su supervivencia a la tracción que le genere la boleta presidencial Lavagna-Gerardo Morales.
Estos son, hasta ahora, los candidatos en carrera en la provincia. El objetivo de todos será restarle puntos a Scioli y, como primera medida, impugnarán su candidatura en septiembre próximo (cuando finalice el lapso de presentación de postulaciones) por considerar que no reúne el requisito constitucional de ser ciudadano bonaerense.
Si no prosperan esos recursos, apuntarán a ligar su figura con la calamitosa situación económica y fiscal de la provincia (hoy controlada por el oficialismo) y con la sucesión de traspiés -inflación, crisis energética, casos de corrupción- que vive el gobierno nacional.
Por Laura Serra
De la Redacción de LA NACION
Con la colaboración de María Elena Polack y Laura Capriata