Piden informes sobre el sitio de Cristina

«El Estado no es una propiedad privada», disparó el diputado nacional Pablo Tonelli, respecto a í¢â‚¬Å“cristina.gov.arí¢â‚¬Â.

26 de Junio de 2007
El diputado nacional Pablo Tonelli presentó un proyecto de resolución para que el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto informe a través de la oficina «Network Information Center Argentina», conocida como NIC-AR, los motivos por los cuales le otorgó a personas particulares o a funcionarios públicos el dominio «cristina.gov.ar», entre otros, con una extensión que sólo puede ser adjudicada a organismos estatales.
Tonelli destacó í¢â‚¬Å“que no podemos aceptar que el matrimonio Kirchner utilice al Estado como si fuera su propiedad particular, de la que puede disponer libremente sin someterse a ninguna regla institucional.
La confusión es tal que ante la pregunta de los periodistas al respecto el ministro de Relaciones Exteriores contestó ofuscado que le parecí­a ‘perfectamente lógico que el presidente y su señora tengan un sitio en Internet’. Es llamativo que un ministro de la Nación no distinga entre lo público y lo privado.»
Acompañaron el pedido de informe los diputados Federico Pinedo y Alicia Comelli.
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El Gobierno piensa en «blindar» a Cristina y peronizar la campaña

Por Mariano Pérez de Eulate
26 de Junio de 2007
Un Néstor Kirchner más volcado al peronismo, haciendo alianzas internas que hasta hace poco hubieran sido impensadas, podrí­a ser una de las consecuencias de la doble bofetada que recibió el domingo el Presidente, con las derrotas en Capital Federal y Tierra del Fuego. Como en toda situación de crisis í¢â‚¬â€lo es la caí­da electoralí¢â‚¬â€, una grieta pareció abrirse ayer en los principales despachos oficiales.
Como en otras convulsiones que ha atravesado, el kirchnerismo insistirá con un discurso público uniforme. En este caso, que el 40 por ciento que sacó Daniel Filmus en la Ciudad es una «derrota digna», fácil de capitalizar desde lo polí­tico.
En verdad, hacia adentro y en reserva se escuchaban ayer análisis autocrí­ticos, pases de facturas por la derrota de Filmus y apuestas sobre posibles cambios de estrategia para las presidenciales.
Oficialmente, el Gobierno insiste en mantener la idea de la candidatura presidencial de Cristina Kirchner y, en ese escenario, lo que estarí­a en discusión es cuál es la mejor manera de blindarla de golpes como el del domingo y de eventuales nuevos contratiempos electorales. Por ejemplo, la posible derrota en Santa Fe en setiembre, un mes y medio antes de la nacional.
Pero hay un sector del kirchnerismo, acaso los que creen que un segundo mandato K será agitado en diversas áreas, que considera necesaria la reelección del Presidente justamente porque lo ven como el único capaz de encauzar eventuales problemas. La derrota del domingo parece haber envalentonado a estos sectores. Quieren instalar el debate.
El problema para ellos es que, hasta donde se sabe, Kirchner no quiere bajo ningún aspecto ir por su reelección, convencido de que un gobierno de Cristina es más «saludable» para la República. La historia de Kirchner, afecto a la continuidad en el Sur, alienta a los que quieren que repita.
Y está el peronismo. El partido del Presidente. Que ha estado convenientemente desactivado y desguazado en sus cuatro años de mandato. Hombres del poder creen necesario que Kirchner vuelva a abrazarse al justicialismo, a sus dirigentes, a su mí­stica. Son los que están convencidos de que el movimiento polí­tico capaz de parar el ascenso de los Kirchner saldrá de adentro del PJ, si el Presidente le deja el espacio para crecer.
La realidad peronista hoy muestra un eje rebelde piloteado en el misionero Ramón Puerta y el puntano Adolfo Rodrí­guez Saá. Pí­caro, Puerta í¢â‚¬â€amigo de Mauricio Macrií¢â‚¬â€ ya juega a la guerra de nervios y deslizó en un reportaje reciente que un candidato ideal para el PJ que viene es… Daniel Scioli (ver página 15). Debe estar espantado el vice, que, a esta altura, para el Gobierno es una necesidad: las mediciones de la Rosada sobre su postulación bonaerense arrojarí­an cifras astronómicas, acaso más altas que la del propio matrimonio presidencial.
Volvamos al PJ. Existe también un espacio más mesurado pero crí­tico de Kirchner que comanda el salteño Juan Carlos Romero, lanzado ya para pelear la presidencia del partido. El tema es que Kirchner no piensa permitir elecciones internas.
El Presidente sabe, sin embargo, que desde lo legal el PJ es un cambalache. Descabezado, intervenido. La Justicia electoral tendrí­a todo listo para avalar el llamado a un congreso partidario normalizador o que, al menos, sirva para decidir qué hace el partido en octubre.
Es arriesgado para los kirchneristas, que no tendrí­an la mayorí­a de congresales asegurada. Al menos no antes de diciembre, cuando vencen los mandatos. Pero Kirchner, dicen las fuentes oficiales, necesitarí­a un PJ ordenado para integrarlo al Frente para la Victoria. O para evitar que otro use ese sello por afuera del oficialismo.