El voto de las fuerzas armadas atrae a los candidatos

Los candidatos apelan al voto de los uniformados y desarrollan una estrategia para ganarlos.


Faltan 8 dí­as
Los candidatos se disputan el codiciado voto de los militares
El oficialismo se acerca con sigilo a las FF.AA. y los opositores les prometen mejoras
La Nación
Por primera vez en muchas campañas, los candidatos buscan decididamente ganarse el voto militar. Aparecen así­ mensajes dirigidos a las Fuerzas Armadas desde la oposición; desde el oficialismo se suman encuentros más o menos reservados para apuntalar hechos positivos de su gestión. El blanco es un universo de 109.000 personas que integran la estructura castrense en actividad, cifra que en el momento de ir a las urnas se multiplica en familiares cercanos que eligen una u otra boleta de acuerdo con las expectativas militares.
Elisa Carrió abrió el fuego con su frase: «Hay que dejar de humillar a las Fuerzas Armadas». La ministra de Defensa, Nilda Garré, contestó en una reunión con oficiales: «No humillamos a las Fuerzas Armadas».
Puede pensarse que se referí­an así­ al pasado, a los juicios por violaciones de los derechos humanos, a la supuesta incertidumbre que eso representa en los cuarteles. Pero no, fueron derecho a la actualidad, a lo que saben que es la preocupación central de los integrantes de las fuerzas.
Luego de que un oficial en actividad fue agredido en Neuquén al defender su vivienda, atacada durante una marcha por Jorge Julio López, el oficialismo difundió un mensaje positivo en las últimas semanas. Cristina Kirchner no habla tampoco de este tema. El modo elegido fue el contacto directo de Garré con oficiales, para que a su vez éstos bajen lo escuchado a sus subordinados.
El mismo dí­a en que se firmó la entrega total del predio de la ESMA, Garré cenó con el almirantazgo. Luego fue el turno de una comida con los generales y el miércoles de la semana pasada compartió empanadas con los brigadieres. En todos los casos, hizo un detallado repaso de la recuperación de equipos militares durante el gobierno de Néstor Kirchner. Les contó el reequipamiento en marcha y lo esperado para 2008.
Hace dos semanas, Garré citó en el Edificio Libertador a casi 300 oficiales que cursan las escuelas del Estado Mayor Conjunto, el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. En esa caja de resonancia dijo: «Este conjunto de iniciativas representan la firme convicción y el interés del Gobierno en preocuparse y ocuparse de los asuntos de la defensa y de las cuestiones que afectan a las Fuerzas Armadas, desde una óptica de Estado». Habló con los oficiales 45 minutos de lo que el auditorio quiso escuchar: salarios, planes de estudio, sistema de retiro y capacidades operativas.
Carrió pasa su mensaje cada vez que puede. Siguió con el concepto de que las Fuerzas Armadas son humilladas por el Gobierno, más allá de los juicios a represores. «Me dirijo a los capitanes, a esos oficiales de 30 o 35 años que nada tuvieron que ver con la dictadura y que sienten que también se los acusa», explicó Carrió.Y en la lucha por el voto militar, se sumergió en aspectos técnicos: «No puede ser que tengamos un solo Hércules, no alcanza ni siquiera ante un desastre natural».
Ricardo López Murphy (Pro-Recrear) conoce los cí­rculos militares por su gestión en Defensa. Ante la consulta de LA NACION, indicó: «El ataque sistemático generó un desaliento que vamos a revertir. Vamos a reponer los niveles de operatividad. Tenemos pensado desplegar la flota de mar, la aviación naval y la Prefectura para evitar la depredación de nuestra riqueza ictí­cola, para eso se necesitan que funcionen los buques».
El candidato de UNA, Roberto Lavagna, también dejó su mensaje.En encuentros con la prensa deslizó: «Hay que devolverles el decoro propio de su vocación y un horizonte salarial digno, además de recuperar la eficiencia operacional del instrumento militar y su actualización doctrinaria».
En una entrevista con LA NACION, Jorge Sobisch (Provincias Unidas) dio su propuesta: «Hay que rediseñar la ubicación de las fuerzas en el territorio y reequiparlas. No hay hipótesis de conflicto con vecinos, pero aparecen escenarios como el terrorismo, el narcotráfico y las misiones de paz».
Las promesas de uno y otro lado buscan por primera vez en forma directa convencer a los militares.
109.000 Es la cantidad de militares en actividad. Entre ellos y sus familiares forman un electorado codiciado.
Por Daniel Gallo
De la Redacción de LA NACION