Uruguay y los debates presidenciales intermitentes

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Desde que la República Oriental del Uruguay recuperó la democracia en el aí±o 1985, siete presidentes han sido elegidos por voto popular, y aunque con algunas intermitencias y particularidades, los debates presidenciales forman parte del ejercicio democrático del vecino paí­s, en las últimas tres décadas.
A continuación, ensayaremos una lí­nea de tiempo que nos permitirá ver cómo evolucionó esta práctica de comunicación del otro lado del Rí­o de la Plata.

1989 Aí±o del Debut

Aunque con algunas reglas un tanto restrictivas, el primer debate entre candidatos a la Presidencia se concretó ese aí±o entre Jorge Batlle (Partido Colorado) y Luis Alberto Lacalle (Partido Nacional). En esa oportunidad, y como dato distintivo, por pedido de ambos equipos de campaí±a, los exponentes no podí­an tener papeles sobre los atriles, ni gráficos para apoyar su alocución.
Vale mencionar, que ese mismo aí±o, ambos candidatos habí­an tenido una primera experiencia en la Universidad Católica del Uruguay, donde habí­an debatido sobre educación. Ese antecedente, le habí­a permitido al candidato del Partido Nacional y a su equipo de asesores, medir la repercusión de ese primer encuentro a traves de una encuesta telefónica, cuyos resultados mostraron una leve ventaja sobre el candidato colorado.
Finalmente, el 1° de Marzo de 1990, Luis Alberto Lacalle asumió la Presidencia de la República.

1994: El que gana, Sí­ debate.

Ese aí±o, los principales candidatos que competí­an por el Ejecutivo Nacional, Tabaré Vázquez por el Frente Amplio, el oficialista Juan Andrés Ramí­rez Turrell del Partido Nacional y el ex Presidente Julio Marí­a Sanguinetti por el Partido Colorado (y favorito en las encuestas) aceptaron asistir al debate presidencial.
El encuentro fue realizado en la Universidad de la República y debido a que los candidatos rechazaron la idea que el moderador fuera un periodista, la moderación fue realizada por el entonces rector de dicha Institución, Jorge Brovetto.
Sanguinetti, quien lideraba las encuestas y lejos de dejar su silla vací­a, sostení­a que en un debate “se muestran las caracterí­sticas de cada candidato además de confrontar temas importantes”.
El 1° de Marzo de 1995, el partido Colorado, nuevamente de la mano de Sanguinetti, llegaba al poder.

1999: Se cortó la racha

Jorge Batlle, por el oficialista Partido Colorado, quien ya habí­a participado en un debate presidencial en el aí±o ´89, diez aí±os después y ahora liderando la intención de votos, no aceptó participar de un nuevo debate presidencial con el candidato frenteamplista, Tabaré Vázquez, a quien tampoco le entusiasmaba demasiado la idea de debatir.
Poco repercutió en el electorado esta decisión, ya que el 1° de Marzo del aí±o 2000, Batlle le aseguró a su partido cinco aí±os más de gobierno y asumió como Presidente de la República.

2004: Tabaré NO debate

“Queda dicho desde ahora: no voy a dar debate. Cuando dentro de algunos meses me vuelvan a preguntar ya saben que de ese tema no voy a hablar más«. Estas fueron las palabras del candidato por el Frente Amplio, Tabaré Vázquez, que cumplió a rajatabla.
Esta reticencia de comunicar sus propuestas de gobierno en el contexto de un debate público con el resto de sus oponentes, no tuvo ningún costo polí­tico para él.
La ciudadaní­a le dio su apoyo, consagrándolo Presidente de la Republica. Asumió el cargo el 1° de Marzo de 2005, rompiendo con 174 aí±os de bipartidismo, dominado por los partidos Colorado y Nacional. Fue histórico.

2009: Sillas Vací­as

Luego de 15 aí±os y a pesar de los intentos de varios medios de comunicación para concretarlos, recién en el aí±o 2009, Uruguay tuvo un nuevo debate entre candidatos a la Presidencia. Se concretó en el contexto del programa periodí­stico “Uruguay Decide”.
En esa oportunidad y sin la presencia del candidato del oficialismo José “Pepe” Mujica, ni la del ex Presidente y nuevamente candidato por el Partido Nacional Luis Alberto Lacalle, aceptaron debatir el resto de los candidatos a la presidencia.: Pedro Bordaberry del Partido Colorado, Raúl Rodrí­guez de Asamblea Popular y Pablo Mieres del Partido Independiente.
El encuentro fue transmitido en vivo y en directo por la Red Uruguaya de TV color, que tiene cobertura en todo el paí­s y por Radio Montecarlo, la emisora de mayor audiencia nacional.
De esta forma, Uruguay retomaba la tradición de los debates presidenciales, que hací­a más de una década habí­a abandonado.
La elección de ese aí±o, le dio el triunfo nuevamente al oficialismo y Pepe Mujica asumió la Presidencia de la República.

2014: Ausente y con Aviso

Luego de las idas y venidas de los candidatos, finalmente la Asociación Nacional de Broadcasters del Uruguay (ANDEBU) fue la organizadora del último debate presidencial. En esa oportunidad, fueron seis los candidatos presidenciales que dijeron presente, con excepción, una vez más, del Frente Amplio y su candidato Tabaré Vázquez, quien lideraba las encuestas. El ex Presidente prefirió transmitir el programa de gobierno en las giras por el interior del paí­s, y en contacto con la ciudadaní­a, según manifestó en varias oportunidades. Una excusa conocida de este lado del charco, que hemos escuchado por parte del candidato oficialista Daniel Scioli. Paí­ses hermanos, nos dicen. Y lo que se hereda, no se roba.
El encuentro de ANDEBU recibió muchas crí­ticas por el carácter comercial con el que se encaró la organización y transmisión del evento y ademas porque no fue un debate propiamente dicho, sino que se eligió un formato que no permití­a realizar preguntas, donde los candidatos hablaron de los temas que ellos consideraron pertinentes, sin que fueran interrumpidos, cuestionados y/o rebatidos por el resto de los oradores. Los analistas, por el carácter expositivo del encuentro, lo llamaron “Ateneo” más que debate presidencial.
Finalmente y por tercera vez consecutiva, el Frente Amplio serí­a el ganador de las elecciones presidenciales de ese aí±o. Tabaré Vázquez asumí­a por segunda vez el cargo de Presidente, el 1° de marzo de 2015.

Lo que la ley no obliga…

Siguiendo la lí­nea de tiempo vemos las intermitencias que mencionábamos al inicio de este artí­culo, con respecto a la práctica de los debates presidenciales en Uruguay.
A partir del aí±o 1994, ya no fue posible organizar un encuentro de esas caracterí­sticas que lograra convocar a todos los presidenciables.
Ya sea que fueran organizados por instituciones educativas ó por medios de comunicación, públicos ó privados, se cumple una vez más la premisa “el que gana, no debate”. Y esto sucede porque no hay una legislación que obligue al candidato a presentarse públicamente a exponer y discutir sus propuestas de gobierno y sobre todo y fundamentalmente, porque tampoco el electorado se lo exige.
Si miramos Brasil, que tiene una larga tradición en materia de debates, también vemos intermitencias, pero a diferencia de lo que sucede en Uruguay, allá son una institución muchí­simo más consolidada y la no concurrencia al debate paga cierto costo polí­tico-electoral (1).
El ciudadano uruguayo, tal como sucede en Argentina, no castiga al candidato frente a la no concurrencia al debate público. Entonces, ¿para qué debatir?.
Se pueden ensayar muchas respuestas. Una de ellas podrí­a ser que, ir o no al debate con el resto de los candidatos, de ninguna manera puede quedar supeditado a la voluntad de los mismos, sino que deben entenderlo como una obligación, independientemente de que haya una ley escrita que se los exija, porque es un derecho de la ciudadaní­a contar con la mayor cantidad de elementos de juicio al momento de ejercer su voto.
La madurez polí­tica se alcanzará cuando aun no teniendo una ley que los obligue a debatir, ninguna silla quede vací­a.

Patricia De Vita

1-Recomendamos artí­culo: “La experiencia de los debates presidenciales en Brasil. Una institución en consolidación”, por Patricio G. Talavera.

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