Balotaje: la experiencia del PRO, la autocrítica de Scioli y el papel determinante de UNA

Por Nicolás Cereijo[i]

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A pesar de su corta historia como partido, el PRO cuenta con una vasta experiencia en  instancia de “segunda vuelta” o “balotaje”. En total lo hizo en cuatro oportunidades para la elección a Jefe de Gobierno porteño. Pero ahora su participación trasciende la esfera local para, en coalición con la UCR y la CC dentro del frente Cambiemos – participar en lo que será  el primer balotaje para presidente de la historia Argentina.

La idea del siguiente artículo no es arriesgar pronósticos para la “tribuna” sino aprender de la lección del domingo analizando qué nos dicen los números, abstrayéndose de particularidades “chicanescas”. A partir de allí, se pretende establecer posibles consecuencias, tratando de no caer en linealidades distorsivas y nocivas.

El caso porteño

Para empezar tomaré lo ocurrido en las últimas elecciones a Jefe de Gobierno. El siguiente cuadro arroja los resultados electorales desde el 2003 en la elección ejecutiva en dicho distrito.

Cuadro 1: Elecciones en CABA desde 2003 al 2015

Año Fórmula 1° Vuelta % Balotaje %
2003 Ibarra – Telerman* 590.051 33,54 928.056 53,48
Macri – Rodríguez Larreta (PRO) 660.748 37,55 807.385 46,52
2007 Macri – Michetti (PRO) 798.292 45,76 1.007.729 60,94
Filmus – Heller (FPV) 414.205 23,75 645.779 39,06
2011 Macri – Vidal (PRO) 836.608 47,07 1.090.389 64,27
Filmus – Tomada (FPV) 495.339 27,87 606.126 35,73
2015 Rodríguez Larreta – Santilli (PRO) 832.619 45,56 860.802 51,64
Lousteau – Sánchez (ECO) 465.583 25,47 806.057 48,36

Fuente: Datos extraídos del Blog de Andy Tow: http://www.andytow.com/blog/

Del cuadro extraigo dos conclusiones fuertes:

  1. El PRO ganó tres de las cuatro balotajes;
  2. En el único caso que el PRO perdió (2003) se dieron dos particularidades en primera vuelta: había sacado más votos y la distancia entre ambos competidores fue la más chica de todas (4,01%).

 

Los números nacionales

Recientemente han surgido análisis interesantes que toman la experiencia de la “segunda vuelta” a nivel latinoamericano y europeo. Así lo hizo el politólogo Ignacio Labaqui, en su artículo “¿Se puede dar vuelta un balotaje?” en el sitio “Bastión Digital”, quien concluye de la siguiente manera:

“Pensando en la elección del pasado domingo y tomando en consideración la experiencia regional, las conclusiones son claras y un tanto obvias: la ventaja de Scioli sobre Macri es exigua y en modo alguno decisiva. El hecho de que Scioli no haya alcanzado el 40% de los votos también es comprometedor. Dicho esto, es evidente que la suerte no está echada. Sin dudas el tramo final de este largo y dilatado año electoral será apasionante.”

Es que, efectivamente, si algo aprendimos los politólogos de la jornada de ayer es que los pronósticos precipitados son más bien un goce para la tribuna que escapa a la labor analítica. Pero sí creo pertinente que a los datos de otros comicios hay que agregarle componentes propios de la política actual.

Justamente, la jornada del 25 de octubre trajo los siguientes resultados:

 

Cuadro 2: Resultados elecciones generales nacionales del 25/10/2015

Agrupaciones políticas Votos Porcentaje
ALIANZA FRENTE PARA LA VICTORIA 9.002.242 36,86%
ALIANZA CAMBIEMOS 8.382.610 34,33%
ALIANZA UNIDOS POR UNA NUEVA ALTERNATIVA (UNA) 5.211.705 21,34%
ALIANZA FRENTE DE IZQUIERDA Y DE LOS TRABAJADORES 798.031 3,27%
ALIANZA PROGRESISTAS 619.051 2,53%
ALIANZA COMPROMISO FEDERAL 407.202 1,67%

                                              Fuente: Dirección Nacional Electoral

Contra la mayoría de los pronósticos, la diferencia entre los dos candidatos más votados fue de 2,53%. Pero lo interesante, a mi modo de ver, es preguntarse qué hará el 29% restante que en primera vuelta no votó ni a Scioli ni a Macri.

Y aquí se asoma un dato interesante: el clivaje. Por las características de los contendientes, no es central lo ideológico (izquierda – derecha),  sino más bien otros dos que pueden mezclarse entre sí.

El primero es peronismo – antiperonismo. Si nos basamos únicamente en este modelo, Scioli tendría mayores chances de atraer los votos de Massa. El segundo clivaje es: continuidad – cambio. Y aquí, la decisión influyente pasaría nuevamente por los votantes del espacio UNA, mediante una pregunta clave: ¿estarían dispuestos a votar un candidato no peronista pero opositor?

Del resto de los votos (aproximadamente un 8%), ya un espacio político, el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, llamó a votar en blanco. Y por el lado de Stolbizer y Rodriguez Saá podrían ir, estimativamente, en términos proporcionales a cada candidato de la segunda vuelta sin gran repercusión.

Por ende, la elección podría definirse por lo que decida mayormente el conjunto de votantes de UNA. Por ello resultará transcendental la posición que adopte dicho en el plenario que se realizará el próximo jueves en la ciudad La Falda, provincia de Córdoba. Allí puede empezar a perfilarse un posible escenario, pero con la prudencia necesaria de no caer en análisis lineales.

Para finalizar, ante el lógico optimismo de Macri, Scioli adoptó una postura razonable y prudente: felicitar a la electa gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, y lejos de confrontar abiertamente, ya empezó, desde su discurso en el búnker, a convocar y “seducir” a los sectores que no lo votaron, reluciendo su carácter de peronista por encima de cualquier otra cualidad.

[i] Licenciado en Ciencia Política (UBA). Maestrando en Ciencia Política y Sociología (FLACSO).

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