Análisis de los últimos datos electorales

fotograficoencuestaEl presente artí­culo pretende profundizar el análisis sobre los últimos datos electorales. A grandes rasgos, se observa un panorama parejo, destacándose tres candidatos: Scioli, Massa y Macri. Ambos tendrí­an un nivel de intención de voto que oscila entre 22 al 27%. Más abajo se encontrarí­an los candidatos del Frente Amplio Unen y de los partidos de izquierda. Por último, y no por ello menor, hay aproximadamente un 15% de indecisos. Si persiste esta tendencia es probable que Argentina tenga por primera en su historia un ballotage.

A esta altura, es necesario el conocimiento a nivel nacional de los candidatos y las elecciones locales son una «prueba piloto» de lujo. Recientemente en Santiago del Estero y este próximo fin de semana en Marcos Juarez – Córdoba – se van perfilando posibles alianzas partidarias. A propósito, es sumamente vital analizar su contenido teórico-polí­tico. Para eso, es conveniente dividir en tres grupos de provincias en relación con el peso polí­tico partidario. En el primer grupo se ubican Ciudad y Provincia de Buenos Aires. En el segundo los distritos electorales de «peso medio» comprendido por Santa Fe, Córdoba y Mendoza. El tercer grupo comprende el resto de las provincias. 

El primer grupo registra caracterí­sticas de mayor autonomí­a para los  candidatos y partidos polí­ticos. Esto no significa que no haya constantemente tentativas de pase de un partido al otro. Pero en lí­neas generales, los candidatos apuestan a su peso propio. El segundo grupo se podrí­a considerar un hí­brido entre el primero y el tercero. El mejore ejemplo es el radicalismo, donde en Mendoza irí­a en soledad por la figura de Cobos mientras que en Córdoba se unirí­a al pro. Como se puede observar, no se tratan de alianzas rigurosas sino más bien en función de un peso local. Finalmente, en el tercer grupo las alianzas jugarán un rol central, más que nada teniendo en cuenta el peso que el radicalismo o el peronismo. El criterio que divide los grupos es el nivel de conocimiento del candidato. 

El análisis se torna más complejo cuando se estudia el tipo de voto. Se está en condiciones de partir de la base de que existe un acuerdo general entre las consultoras en que, siempre en términos aproximados, un 30% votarí­a a candidatos oficialistas, otro 30% no lo votarí­a y el restante 40% es un punto intermedio entre estas posiciones. Si bien es muy general no deja de ser un primer indicador que visualiza la paridad.

Con este panorama, un primer acercamiento se da mediante la definición del voto en los términos del clivaje peronismo-antiperonismo. Esta opción podrí­a llegar a toma alza en el caso de un ballotage donde una figura no emparentada con el PJ. A pesar de no tratarse de categorí­as contundentes, sí­ podrí­an llegar a explicar parte del voto. Otro clivaje que puede aplicarse es de tipo ideológico. Este tiene mayor sentido en el caso de que algún candidato del FAUNEN o de partidos de izquierda lleguen al ballotage. Por los números actuales parece difí­cil, pero si tomamos en cuenta el mayor protagonismo de los candidatos de izquierda en la opinión pública, sumado al peso propio de candidatos como Binner o Cobos, esta posibilidad puede tomar buen ritmo. 

Por su parte, en el caso del oficialismo, si bien Scioli es quien tiene una posición «cómoda», hay un sector que desearí­a otra alternativa. Y allí­ pican en punta Randazzo, Rossi, Urribari y Julián Dominguez. Ambos se muestran como «leales» al modelo. No está claro qué peso tendrán en el mediano plazo, pero por ahora no logran incomodar a Scioli.

En sí­ntesis, en un escenario parejo, los fuerzas polí­ticas ponen el ojo en los comicios electorales de las provincias en el marco de un proceso de construcción y fortalecimiento de la imagen. Todo esto en un contexto de crisis económica, con despidos, suspensiones, fuerzas de seguridad cada vez más represivas y, por momentos, xenófobas. Habrá que ver el posicionamiento y la coherencias de los candidatos en la toma de medidas frente a la crisis y la correspondiente aceptación de la ciudadaní­a. Sus efectos inevitablemente van a repercutir en las futuras encuestas.

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