Calvo: una reforma de administración electoral es imperativa y posible

Entrevistamos al Dr. Ernesto Calvo, profesor de Ciencia Polí­tica de la Universidad de Houston, sobre las elecciones nacionales de 2009. Calvo espera que en los comicios habrá una una competencia electoral muy fluida similar a la del 2007. Asimismo, expresa que una reforma de administración electoral es imperativa y posible. Por Hugo Passarello Luna


Ernesto Calvo es Profesor de Ciencia Polí­tica de la Universidad de Houston, USA. Se especializa en temas de polí­tica electoral comparada y metodologí­a. Autor del libro í¢â‚¬Å“La Nueva Polí­tica de Partidos en Argentinaí¢â‚¬Â (Prometeo, 2005), junto con Marcelo Escolar, ha publicado numerosos artí­culos en revistas especializadas de EEUU y América Latina.
1. Luego de dos años de presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, el conflicto con el campo y con la derrota electoral en Catamarca en marzo de 2009 í‚¿Cree usted que el panorama electoral ha cambiado desde las elecciones presidenciales de 2007 siendo ahora desfavorable al kirchnerismo? Si es así­ í‚¿Cuál cree usted que fueron las principales causas que llevaron a esta situación? De no ser así­, í‚¿Cuál cree usted son las razones de la fortaleza del movimiento kirchnerista?
Creo que existe cierto consenso en medios académicos que la coalición Kirchnerista está lejos de la posición de fuerza que en el 2007 le permitió impulsar la candidatura de Cristina Fernández. Este debilitamiento es explicado en gran parte por tres distintos frentes de tormenta que fueron tomando forma durante el 2008: crisis económica, perdida de integridad del peronismo e intensificación del nivel de actividad de la oposición.
(i) En primer lugar, a nivel económico, la fuerte recesión en el orden internacional y la caí­da en los precios de los commodities se combinan con el fin del perí­odo de recuperación y crecimiento sostenido iniciado en el 2002/2003. Una caí­da en la recaudación y el enfriamiento del crecimiento económico impactan sobre la estabilidad de la coalición de gobierno así­ como sobre los votantes. Desde el punto de vista de la coalición de gobierno, durante los últimos cinco años el gobierno dispuso de un mayor control sobre la emisión monetaria y retenciones para disciplinar o financiar aliados provinciales. A partir de la caí­da de los precios internacionales y el fin del perí­odo fuerte de superávits fiscales, una reducción en los recursos a disposición del gobierno central aumenta el peso polí­tico relativo de los actores provinciales, reduce la capacidad de iniciativa del ejecutivo nacional y deberí­a impactar sobre salarios y nivel de empleo público. Desde el punto de vista de los votantes, el gobierno deja de aparecer como garantí­a de crecimiento y ello deberí­a dificultar la formación de mayorí­as electorales.
(ii) En segundo lugar, la mayor debilidad fiscal del gobierno y un mayor desgaste polí­tico impulsa realineamientos dentro del partido. Ante la posibilidad de una candidatura no Kirchnerista en la elección presidencial del 2011 se producen dos fenómenos: a) sectores del peronismo que se oponen a Kirchner comienzan a preparar el terreno para disputar la interna del partido. b) Los gobernadores peronistas que responden al gobierno comienzan a desalinearse pragmáticamente para jugar con todos los participantes del partido. Es decir, los sectores del peronismo que no están alineados comienzan a invertir capital polí­tico en múltiples actores partidarios. La base polí­tica del Kirchnerismo dentro del partido, por tanto, comienza a ser objeto de ataque.
(iii) En tercer lugar, la mayor debilidad del Kirchnerismo abre espacios polí­ticos para un ataque más virulento desde la oposición fortaleciendo el avance de un peronismo no kirchnerista en la interna del partido. El conflicto con el agro a su vez permitió la proliferación de nuevos í¢â‚¬Å“empresariosí¢â‚¬Â polí­ticos. Sin embargo, a diferencia del debilitamiento del Menemismo en 1996, Kirchner sigue ocupando un lugar clave de la centro-izquierda por lo cual la oposición difí­cilmente pueda unificarse. Por tanto, si el Kirchnerismo logra mantener control del Partido para las elecciones presidenciales del 2011, es muy difí­cil que emerja un movimiento similar a la Alianza que logre derrotarlo. La primera vuelta electoral en el 2011 va a ser clave para dirimir el futuro electoral del Kirchnerismo. Si no existe un candidato que puede arrastrar parte del voto peronista, el Kirchnerismo aun débil sigue agrupando una pluralidad de votos y deberí­a estar en posición para ganar la elección. La última medición importante son las actuales elecciones legislativas. Si los candidatos afines al gobierno logran mantener su caudal de votos, le va a resultar muy difí­cil a la oposición encontrar aliados en el Peronismo. En particular, el peronismo disidente hoy no tiene el capital polí­tico que le permitió al Frente Grande/Frepaso constituirse en una opción electoral entre el votante de clase media metropolitana. Este peronismo disidente, por tanto, tiene que encontrar una identidad electoral.
2. En las últimas elecciones nacionales la oposición no pudo brindar una alternativa que convenciera a la ciudadaní­a ante la propuesta kirchnerista y se mostró desunida formando alianzas que duraban lo que dura una campaña í‚¿Cuáles han sido, —a su juicioí¢â‚¬â€ las claves para entender la imposibilidad de formar una oposición fuerte? í‚¿Cree que en estas elecciones el escenario opositor será diferente?
Estas elecciones no deberí­an ser diferentes. La oposición no tiene un programa común ni ví­as de producir un discurso coherente que sea aceptable a sus distintas partes. Sin la presidencia en juego, este es un momento para construir capital polí­tico y definir lí­neas partidarias. Para la UCR deberí­a empezar un momento de reagrupamiento, tratando de volver a integrar a los radicales K así­ como gran parte de sus cuadros polí­ticos desperdigados entre docenas de partidos y facciones. Para la derecha, hablar de una alianza con el peronismo disidente es prematuro y debilitarí­a sus posibilidades de crecimiento con miras a la elección del 2011. Las principales fuerzas de centro-izquierda (el Socialismo, los remanentes del ARI, IU), carecen de incentivos para asociarse o de objetivos comunes respecto de la polí­tica nacional o provincial. La clave para entender la imposibilidad de organizarse en una coalición de oposición es entender que sus distintas facciones no tienen un electorado común que les permita definir una agenda distinta a la propuesta por el Peronismo.
3. La última elección nacional estuvo signada por varias alianzas partidarias (Frente para la Victoria, Coalición Cí­vica, Una Nación Avanzada) compuestas ellas por varios miembros de partidos polí­ticos tradicionales. í‚¿Cree que esta elección presentará el mismo escenario partidario? í‚¿Cuál cree que será el futuro de los partidos polí­ticos tradicionales (PJ, UCR)?
Estas elecciones también tenemos que esperar una competencia electoral muy fluida. El PJ es en este momento una federación polí­tica que, aun teniendo una interna muy movilizada y competitiva, mantiene su perfile tradicional: mantiene gran parte de su voto, capacidad militante, capacidad de movilización y control de instituciones de gobierno municipal, provincial y nacional. La UCR sigue aun en el limbo polí­tico, tanto a nivel electoral como organizativo. En una apreciación que debo reconocer como especulativa, no creo que la UCR sea electoral y organizativamente viable hasta que no produzca un recambio generacional que le permita distanciarse de su vieja guardia. Creo que el potencial del voto Radical es considerablemente más alto que el observado en las últimas elecciones, pero en este momento no existe un partido capaz de movilizar militantes o a su base electoral. Mientras que el Peronismo ha renovado su dirigencia al menos cuatro veces en los últimos veinticinco años (Renovación, Menemismo, Duhaldismo, Kirchnerismo), el Radicalismo mantiene con respirador artificial a una dirección incapaz de capturar votos. Mientras tanto, sus dirigentes jóvenes de mayor visibilidad y sus actores con mayor peso institucional caminan sin rumbo en el desierto, expulsados por una dirección que permanece inmutable, incapaz de sacrificar sus ambiciones personales. Siempre me ha asombrado la capacidad que tiene la dirección del partido para buscar candidatos extra-partidarios que sostengan los imaginarios de poder de una dirección que no tiene un solo candidato electoralmente viable. Mientras por purismo ideológico expulsaron a Stolbizer y a los radicales K, su dirección sigue promoviendo pactos con figuras como Lavagna que fue miembro del gobierno y se reconoce a sí­ mismo como Peronista. Mientras en nombre del purismo partidario expulsan a la mitad del partido, en nombre del í¢â‚¬Å“realismo polí­ticoí¢â‚¬Â promueven candidatos inaceptables para muchos de sus votantes.
4. Luego de las dificultades para votar que se tuvo en la ultima elección nacional, con electores votando hasta dos horas después del cierre, se discutió a nivel nacional y provincial la necesidad de hacer una reforma electoral (en el caso de la provincia de Córdoba efectivamente se realizó) en la que se incorporen, entre otras cosas, la boleta única, el voto electrónico, el voto no obligatorio, y la creación de un ente electoral que no dependiera del Poder Ejecutivo. í‚¿Considera usted factible y necesario la posibilidad de una reforma electoral? í‚¿Cuáles serian a su juicio los principales elementos que debieran ser debatidos en una posible reforma?
Si bien una reforma electoral es poco probable, una reforma de administración electoral es imperativa y posible. En particular, facilitar el acceso de los votantes a las distintas opciones electorales (ya sea mediante boleta única o algún tipo de í¢â‚¬Å“dispenserí¢â‚¬Â que imprima la boleta seleccionada) es necesario para reducir el tiempo de votación y facilitar la identificación de partidos y candidaturas en la medida que aumenta la oferta electoral. Una reforma administrativa (dispenser o boleta única) va a ser menos resistida por los partidos y, si bien no resuelve el problema de la í¢â‚¬Å“representacióní¢â‚¬Â polí­tica, por lo menos resolverí­a problemas de logí­stica electoral.
5. En lí­neas generales í‚¿Cuáles cree serán los principales desafí­os de esta administración luego de las elecciones legislativas?
Los principales desafí­os de esta administración a mi juicio no están ligados con problemas de supervivencia polí­tica. En un contexto de severa recesión económica, los principales desafí­os son el evitar altos niveles de desempleo, creciente desigualdad y una caí­da importante en el ingreso de los trabajadores. En la medida en que caiga la recaudación impositiva y disminuya la capacidad del estado para minimizar los efectos negativos de la crisis, la supervivencia polí­tica deberí­a ser un problema secundario para esta administración.

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