Un dí­a después de su triunfo, Binner le dio un respaldo a medias a Carrió

No hará campaña por nadie, pero aceptarí­a que un socialista vaya en la fórmula con ella.



Clarí­n

4 de Setiembre de 2007
Marcelo Helfgot SANTA FE ENVIADO ESPECIAL
mhelfgot@clarin.com
Un dí­a después de su histórico triunfo en Santa Fe, el socialista Hermes Binner dio un apoyo a medias a la candidatura presidencial de Elisa Carrió.
Dijo que como gobernador electo no hará campaña por ningún candidato. La ex diputada chaqueña recogió ayer mismo el guante (ver: «Me parece…»), Pero Binner también admitió que le gustarí­a que el jefe nacional de su partido, Rubén Giustiniani, sea el compañero de fórmula de Carrió.
-Si el socialismo ratifica el apoyo a Carrió, í‚¿va a apoyarla en la campaña?-, le preguntó Clarí­n en la conferencia de prensa que dio en Rosario.
-Seguramente, mi partido va a apoyarla, pero el Frente que ganó en Santa Fe reúne a sectores que adhieren a otros candidatos. Y no voy a pronunciarme por ninguno-, respondió Binner.
-Personalmente, í‚¿le gustarí­a que Giustiniani sea el vice de Carrió?-, preguntó otro periodista.
-Sí­-, se limitó a decir el gobernador electo y se retiró.
Apelando a la misma ambigí¼edad que le permitió navegar estos años entre una relación amistosa con el presidente Néstor Kirchner y la confrontación con el PJ provincial, Binner le tiró ayer en la cara un gran desafí­o a la candidata de la Coalición Cí­vica.
Según fuentes del ARI, Carrió tení­a decidido hasta ayer echar por tierra la posibilidad de que Giustiniani la secunde en los comicios de octubre, ofendida por el rechazo del jefe socialista a sus frustradas negociaciones con Ricardo López Murphy.
Carrió ya tení­a resuelto darle el lugar al peronista disidente Gerardo Conte Grand. Pero ahora que Binner se erigió en vedette electoral y le sirvió en bandeja la posibilidad de avanzar en un acuerdo condicionado que incluya a un socialista en la fórmula, evaluará si le conviene aceptar el convite. De eso hablarán hoy Carrió y Giustiniani en Buenos Aires (ver: «Un encuentro»)
Binner se mostró hiperactivo en sus primeras veinticuatro horas de gobernador electo. Viajó a Santa Fe para reunirse con el mandatario peronista Jorge Obeid, quien le pasará el poder en diciembre, volvió a Rosario -donde sustentó su triunfo duplicando los votos del peronismo- y por la noche enfiló hacia la Capital, donde hoy reasumirá sus funciones de diputado.
«Kirchner me habló para decirme que las puertas de la Casa Rosada están abiertas», confirmó Binner, quien se hizo acompañar en la rueda de prensa por la cúpula del socialismo rosarino.
-í‚¿Cuando se reunirá con Kirchner?-, lo interrogaron.
-Justamente eso quedó abierto-, fue la única broma que se permitió lanzar.
-í‚¿Los candidatos presidenciales de la oposición tienen razón en decir que fue una derrota del matrimonio Kirchner?-, volvió a preguntar Clarí­n.
-Que cada cual haga su lectura. Nosotros no somos opositores de, sino propositivos de. Santa Fe debe pensar con cabeza propia, porque no es igual a ninguna otra provincia.
-í‚¿Cómo imagina su relación con el gobierno kirchnerista a partir de diciembre?
-De mutuo respeto, como ahora. La buena relación nos permitió obtener ayuda para Rosario sin hacer concesiones. Y en el Congreso fuimos implacables con lo que no estábamos de acuerdo.
Con la parquedad que ya es marca registrada, Binner no gambeteó las preguntas sobre temas nacionales, aunque hizo alguna mueca de disgusto y se mostró a sus anchas cuando le tocó hablar sobre sus proyectos de gestión.
En cada escala puso el foco en lo que los lugareños querí­an oí­r. Cuando pasó por la capital santafesina, que tiene el mayor í­ndice delictivo del paí­s, anunció la creación de un Ministerio de Seguridad. En su bastión rosarino, donde gobernó ocho años, reafirmó que impulsará su autonomí­a administrativa por medio de una reforma de la Constitución provincial.
Esa será la propuesta más difí­cil de cumplir -al igual que su intento de unificar las cámaras legislativas-, porque quedó en minorí­a en el Senado y el peronismo promete resistir la reforma. «Vamos a buscar el consenso, pero si hay retardatarios haremos que la gente los conozca», aseguró, con un tono agresivo poco frecuente.
Apodado «El Alemán», aunque es descendiente de suizos, Binner repitió la reflexión que en su momento hizo el ex presidente socialista de Chile, Ricardo Lagos, cuando viajó para apoyarlo. «Hay que dejar de pensar en las próximas elecciones para pensar en las próximas generaciones», dijo.
«Ser socialista es luchar por una sociedad más justa», afirmó Binner. Para los antiguos griegos, Hermes era el mensajero de los dioses. Ahora, los santafesinos confí­an en que sea el portador del cambio.