Octubre: í‚¿ilusión o esperanza?

4 de Julio de 2007
Por Juan Carlos Marin *
Quienes están afligidos por el triunfo de PRO deben reconocer que, quizá por una imagen irreal de Argentina y de lo que ellos son, sumado a la fuerza de sus deseos, construyeron una ilusión. En verdad, los ilusionados afligidos son y quizá seguirán siéndolo mucho más tiempo de lo deseado por ellos, una minorí­a electoral en la Capital… y también en el paí­s. Con un problema adicional, el de ser una minorí­a socialmente diversa y polí­ticamente dividida. Pero es cierto que con sólo la referencia al deseo y las imágenes de irrealidad no alcanzarí­amos a comprender y explicar el origen de la ilusión y el riesgo de caer en la desilusión.
Recordemos que llegar y salir de la crisis de 2001 implicó a los argentinos devorar con rapidez y avidez gran parte del poder acumulado de las dos formaciones polí­ticas que monopolizaron el poder durante no menos de cien años. Alfonsí­n, Menem, De la Rúa, Puerta, Rodrí­guez Saá, Duhalde, todos colaboraron eficientemente en enturbiar y vaciar viscosamente los contenidos y la identidad de esas dos formaciones. Este proceso de caotización sigue su marcha simultáneamente con otro proceso social y polí­tico. A partir de la crisis se desencadenó también un nuevo proceso. La tendencia creciente a la autonomización de la diversidad social y las diferencias polí­ticas. Creció legí­timamente la expresión del malestar social. Cada quien, en su diversidad social y en la identidad de su deseo polí­tico, comenzó a avanzar con mayor libertad hacia la realización de sus convicciones. El desorden prenunciaba en realidad el desencadenamiento de la búsqueda legí­tima de un nuevo orden. Y lo expresó de manera imprevista en su primer paso institucional, con una determinación electoral que otorgó el Gobierno a una representación polí­tica minoritaria… tal era el estado previo de caotización del que se intentaba salir. Casi todos le otorgaron, a esa minorí­a, la legitimidad y no sólo el ejercicio de la legalidad.
El desafí­o habí­a cambiado. Es que el modo que tomó el crecimiento del malestar social y el desarrollo de la crisis asustó a muchos de los que í¢â‚¬â€œaún hoyí¢â‚¬â€œ monopolizan las formas del poder legal e ilegal. Los sobrevivientes de ese monopolio y los promotores encubiertos de la crisis comenzaron a asustarse a medida que fue creciendo la participación responsable con que el conjunto de la sociedad decidió asumirse para salir de la crisis. El germen de la dualidad posible del poder mostró su rostro virtual… la débil y frágil centralidad del poder lo permitió.
Es verdad que era irreal pensar que todos creí­an que í¢â‚¬Å“se irí­an todosí¢â‚¬Â o que se atravesaba í¢â‚¬Å“una situación pre revolucionariaí¢â‚¬Â. Lo que sí­ fue cierto es que se instaló una compleja dualidad en las vecciones de las luchas polí­ticas. La identidad de la ciudadaní­a se desplazó del encierro de las historias polí­ticas partidarias; y decidió distinguir y asumir diferenciadamente las realidades en que realizaba su lucha social y polí­tica. El malestar social se transformó en la disconformidad social activa. Larga y enormemente compleja y diferenciada serí­a la lista de ejemplos emblemáticos de lo que actualmente sucede en el paí­s como expresión de esta disconformidad en acción. En octubre se hará presente.
En estas condiciones, dos alternativas polí­ticas se confrontarán. Lo más simple de encasillar nominalmente serí­a la oposición. Son los que hoy dí­a están alineados con aquellos que están reducidos a su poder mafioso. Formada por todos los que buscan desesperadamente recuperar y reinstalar su gobernabilidad perdida en los diferentes órdenes jerárquicos del poder partidario y del gobierno nacional. í‚¡Qué duda cabe de que Menem, Duhalde, Puerta, Rodrí­guez Saá son el peronismo real! í‚¡Qué duda cabe de quién es Lavagna promovido por Alfonsí­n! í‚¡Qué duda cabe de quién es López Murphy promovido por Macri! í‚¡Qué duda cabe de quién es la Carrió que espera que los peronistas í¢â‚¬Å“se maten entre todos ellosí¢â‚¬Â… para tener alguna chance! Y podrí­amos seguir este espanto si continuáramos listando las alternativas de quiénes se presentan como oposición. Representan sin pudor, la mayorí­a de ellos, el intento de recuperar la gobernabilidad perdida a partir de la recuperación de las dos formaciones partidarias históricas que construyeron el desastre. No desean que el conocimiento de la historia los alcance.
í‚¿A quién enfrenta en octubre esta oposición? También aquí­, nominalmente tenemos una palabra, a Kirchn@r. Este es el dilema y también un interrogante abierto. Para que se conviertan en alternativa a la oposición deben abandonar la irrealidad que conduce de la ilusión a la desilusión y, de allí­, a cometer el error de cobijarse en lo que acababan de abandonar. Reconocer que quienes luchan por humanizar su dignidad no son conspiradores, sino indignados igual que ellos. Quizá reconocer esa realidad í¢â‚¬â€œque a veces los incomodaí¢â‚¬â€œ les permita construir una esperanza para todos los que luchan por humanizar la vida de todos.
También ellos deben elegir entre la ilusión y la esperanza. Pero deben hacerlo mucho antes de octubre, para que la oposición tenga certeza de a quiénes enfrenta y que su identidad real como oposición es aparentar y encubrirse en mayorí­as locales y en realidad ser una minorí­a nacional en búsqueda de su gobernabilidad perdida. Quizás así­ las aparentes minorí­as locales del pueblo puedan enfrentarse ejerciendo su identidad y realizando su vocación: ser una mayorí­a nacional que muestra su determinación de no olvidar el pasado y no dejarlo retornar. Que son los que mayoritariamente sienten una profunda incomodidad y rechazo por la inhumanidad del orden social imperante.
* Sociólogo, profesor de la UBA.