Lavagna critica el “capitalismo de amiguetes”entre Repsol y Kirchner

La petrolera española tendrá dificultades de interlocución si Roberto Lavagna accede a la presidencia argentina. El candidato de Una Nación Avanzada califica de “connivencia” la relación de la firma energética con el Gobierno “intervencionista” de Néstor Kirchner.


Expansion.com
Publicado el 11/07/2007, por IGNACIO J. DOMINGO
Tiempos difíciles para Repsol YPF en Argentina si Roberto Lavagna arrebata a la senadora Cristina Fernández, esposa de Néstor Kirchner, la presidencia del país tras las elecciones del próximo octubre. El ex ministro de Economía, artífice de la recuperación económica que siguió a la crisis financiera de 2001, ha acusado esta semana a la dirección de la petrolera española de connivencia con el “capitalismo de amiguetes” –término acuñado por el ex director del FMI, Michel Camdessus, para describir la oligarquía empresarial en Rusia en la era Boris Yeltsin– que el actual jefe del Estado argentino “ha instaurado en los últimos años”.
Lavagna, que ocupó el cargo de responsable económico en los primeros meses del actual mandato de Kirchner, observa la mano negra de la multinacional española en dos operaciones empresariales. La venta de YPF y la destitución de la cúpula directiva de Metrogas. El candidato a la presidencia, que impartió una conferencia organizada por Ernst & Young en IESE, afirma ser “favorable a la decisión de Repsol de desprenderse del 45%” de la que fue empresa estatal argentina. “Incluso de la intención” de Antonio Brufau, de “sacar a bolsa el 20% de esta operación”. Pero –explica– “sólo permitiré que el 25% restante lo adquiera Enarsa –firma bajo mayoría gubernamental– en caso de que el control de la entidad pase al Congreso” argentino.
Supervisión de Kirchner
Repsol forma parte, junto a Enarsa y la brasileña Petrobras, de un consorcio para la exploración y explotación de gas en la costa argentina. En los mentideros políticos argentinos se da por hecho que la intermediación la pilotará el dueño del Grupo Petersen, Enrique Eskenazi, empresario cercano a Kirchner, que administra un emporio financiero en Santa Cruz, provincia de la que fue gobernador el actual dirigente argentino, ante la falta de liquidez de Enarsa. Un escenario que cobra credibilidad a los ojos de los analistas.
“La intención de Kirchner se quiebra ante las dificultades de la firma argentina para afrontar una transacción de tal calibre”, señala una fuente que prefiere guardar el anonimato. En opinión de este experto, “Repsol puede haber sucumbido a las presiones del Ejecutivo de Kirchner porque le resulte rentable políticamente, para reducir conflictividad y ganar en imagen”.
Sea como fuere, la hipótesis de Lavagna sobre si finalmente Enarsa es la destinararia definitiva del 25% de su filial argentina no es la única negociación en la que Repsol se “ha arrimado al Ejecutivo” de Kirchner e, indirectamente “participa del nacionalismo creciente en este sector estratégico”, sobre el que Buenos Aires se reserva el visto bueno de cualquier movimiento accionarial. También asegura que la petrolera ha estado detrás de la “destitución de la cúpula directiva de Metrogas”, a la que las autoridades del poderoso Ministerio de Planificación, dirigido por Julio de Vido, y bajo autorización del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, “han responsabilizado de los cortes de suministro”. Sobre todo –dice Lavagna– en ciudades del territorio interior del país y que ahora –asegura– “se han trasladado de forma intermitente a Buenos Aires para evitar el descontento social con vistas a los comicios de octubre”.
Repsol y British Gas son los accionistas estratégicos de Metrogas.
El ex titular de Economía, destituido por Kirchner bajo la acusación de una supuesta reunión con inversores extranjeros para fijar las tarifas de los servicios públicos, a comienzo de 2005, cree que, en este asunto, “Repsol también se ha puesto del lado del Gobierno en beneficio de sus intereses”. Metrogas abastece 2 millones de hogares y su presidencia, desde el pasado 7 de julio, ha recaido en Vito Camporreale, que hasta entonces ocupó un cargo relevante en el área de Finanzas de Repsol YPF.
Crisis energética
“Carece de todo sentido que se traslade la culpa de las interrupciones en el servicio de gas a una empresa que no produce, sino que sólo distribuye este servicio”, asegura Lavagna, para quien la causa de estas anomalías es la falta de garantías a la inversión: “La política de control de tarifas [del Ejecutivo] está alejando las condiciones mínimas para que el sector privado movilice su capital en Argentina”.
Pero, además, también se debe a la parsimonia del Ejecutivo a la hora de afrontar una “crisis energética en toda regla que se niega a reconocer”. Por ejemplo, “al retrasar la construcción de dos centrales de ciclo combinado, que deberían haber estado listas en el cuarto trimestre del pasado año pero que, sin embargo, iniciaron sus trabajos preliminares en esas fechas”. Y todo a pesar de que el equipo de Kirchner “diponía de los fondos precisos –1.100 millones de dólares– en el banco central”. Lavagna augura que “se producirán futuros cortes de suministro, a no ser que crezcan las reservas hidráulicas del Amazonas y se reduzca la dependencia meteorológica actual del país”, que atraviesa uno de los inviernos más duros de los últimos decenios.
El candidato a la presidencia argentina constata “la alta preocupación que despierta entre las autoridades económicas europeas, el clima inversor” en su país. En especial, debido al “intervencionismo empresarial” que ha puesto en liza la Administración Kirchner, a su “tendencia al control de tarifas, al repunte inflacionista y a los vínculos con la Venezuela de Hugo Chávez”.
“El capitalismo de amiguetes” de Kirchner, advierte Lavagna, “está arraigando un sentimiento nacionalista sobre sectores estratégicos” que pone en tela de juicio la alternativa “natural” del continente a integrar sus mercados”, dice el ex titular de Economía.
Coqueteos con el popular-chavismo
Roberto Lavagna se le nota su pasado europeo como embajador argentino ante la Unión Europea, cargo previo al de ministro de Economía, aún en la etapa de Eduardo Duhalde. Eligió, emulando a Tony Blair, YouTube como canal para explicar a sus simpatizantes su estrategia electoral. Miles de personas se han interesado ya por las propuestas de su partido Una Nación Avanzada (UNA), a medio camino entre la facción moderada del Partido Justicialista –peronismo– y la Unión Cívica Radical (UCR). Una de las razones que alejan a Lavagna de las posiciones más fundamentalistas del justicialismo es el coqueteo de Néstor Kirchner con la ola populista de Hugo Chávez.
Entre otras medidas, destaca la táctica del presidente argentino dirigida a “controlar el sistema judicial” del país. O el uso de su mayoría en el Congreso para recuperar el “poder especial” de manejar el presupuesto, que el propio Lavagna ostentó “en favor de la recuperación del país”, pero que fue entregado al legislativo y, ahora, arrebatado de nuevo por el inquilino de la Casa Rosada.