Terragno «Cristina Kirchner es la continuidad»


«Cristina Kirchner es la continuidad»
Enfrentará a Terragno en las internas de la UCR porteña por una banca en el Senado

10 de Julio de 2007
Después de una larga trayectoria como jurista y años de militancia radical, Ricardo Gil Lavedra se animó a postularse por primera vez para un cargo electivo.
«Presentar a la mujer del Presidente como el paladí­n de la calidad institucional sólo merece una sonrisa piadosa», apuntó contra el Gobierno el ex ministro de Justicia, que lanzó el viernes último su precandidatura a senador nacional por la UCR de la Capital.
Su lista, que lleva a Silvana Giúdici al frente de la nómina de diputados, deberá enfrentar a la que lidera el actual senador Rodolfo Terragno en las elecciones internas que el radicalismo porteño celebrará el próximo domingo.
-í‚¿Qué lo decidió a postularse por primera vez para un cargo electivo?
-Entender que uno no puede quejarse si no se compromete para que las cosas cambien. Y creer que otra Argentina es posible.
-í‚¿El descrédito de los partidos los obliga a recurrir a ciudadanos sin desempeño en polí­tica?
-Seguramente, pero no es viable una democracia constitucional sin partidos, y debemos reconstruirlos.
-Ustedes se definen como representantes de la fórmula de Lavagna, pero Terragno también…
-No me cabe duda en el caso de Terragno, con quien además tengo una muy buena relación, pero Nito Artaza [lidera la lista de diputados que acompaña a Terragno] siempre fue opositor a Lavagna.
-A Lavagna también lo apoyan peronistas porteños como Alberto Coto. í‚¿Habrá dos listas o van a unificar una sola?
-Se verá en su momento. Ahora la UCR está eligiendo sus candidatos.
-í‚¿Cree que la candidatura de Cristina Kirchner significará un cambio?
-[Se rí­e.] Presentar a la mujer del Presidente como el paladí­n de la calidad institucional sólo merece una sonrisa piadosa. Ella impulsó una modificación del Consejo de la Magistratura que significó una gran injerencia del Poder Ejecutivo, propició la sanción ficta de los decretos de necesidad y urgencia y le introdujo tantas modificaciones a la ley de acceso a la información pública que trabó su sanción. í‚¿Acaso ella va a investigar el caso Skanska, la Subsecretarí­a de Transporte a cargo de Ricardo Jaime o las contrataciones del ministerio de Julio De Vido? Esto es la continuidad con otra cara, otro intento de perpetuarse en el poder.
-En 2005 la UCR sacó 2% de los votos en la Capital. í‚¿Tiene miedo de repetirlo?
-En absoluto. Porque ésta es una elección presidencial y tengo la esperanza de que el pueblo de la ciudad escuche lo que le decimos y crea que somos capaces de llevarlo a cabo. Yo creo que las dificultades de este gobierno abren un panorama de ballottage, pero no me gusta conjeturar.
-En su debut como candidato lo apoyan el oficialismo partidario y buena parte del aparato radical porteño í‚¿Lo incomoda esta situación?
-Las malas prácticas atraviesan todo este partido y al resto. Claro que tiene que haber renovación de prácticas y dirigentes. Yo, como presidente de la convención partidaria radical, propuse una gran reforma de la carta orgánica que no se pudo sancionar por los mismos vicios de un radicalismo en estado casi de colapso. También propongo nuevos liderazgos, por eso hay muchos jóvenes en nuestra lista.
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Ahora, el contacto con la gente
Cristina Kirchner usó los actos como una pasarela electoral

10 de Julio de 2007
SAN MIGUEL DE TUCUMAN (De una enviada especial).- El presidente Néstor Kirchner terminó de hablar, miró a su esposa, la senadora y candidata Cristina Fernández, y la llevó de la mano hasta el centro del escenario para dar el saludo final a los miles de militantes que ayer estuvieron en el hipódromo local para participar del acto patrio.
La primera dama asintió, complaciente, consciente de que todas las miradas se posan hoy sobre ella, y comenzó a dar los primeros pasos de su campaña con miras a las elecciones presidenciales de octubre próximo.
Su lanzamiento oficial será, no obstante, el próximo 19 en La Plata, la ciudad que la vio nacer. Será el evento al que el oficialismo le dedicará sus máximos esfuerzos en los próximos dí­as.
En cada acto importante que encabece el Presidente, está previsto que estará la primera dama, según confiaron fuentes el gobierno nacional, como fue la celebración de ayer. A pesar del frí­o extremo y la lluvia constante, la senadora se animó a salir del resguardo que le daba el palco para saludar a sus seguidores, algo que su marido hace cada vez que se presenta en público.
Bajó del escenario, ayudada por dos asesores, y caminó peligrosamente por una precaria tarima de madera de no más de 40 centí­metros de ancho sobre la que se clavaban sus altí­simos tacos negros.
Las manos que la alcanzaban, de la gente que se empujaba entre sí­ por tocarla, le serví­an de vez en cuando de sostén.
Caminó con cuidado de no pisar la arena mojada de la pista de carrera del hipódromo, en donde se enterraban, de a poco, unos volantes con su cara y la leyenda «Cristina 2007». El sindicato de bancarios de Tucumán habí­a repartido allí­ y por toda la ciudad miles de papeles para recibir a la primera dama.
Enfundada en un piloto verde con piel en su interior, Cristina Kirchner se manejó ante el público como una candidata en campaña.
Durante el discurso de su marido, ella se dedicó a oí­r los cánticos que provení­an de las tribunas y a agradecer. Levantaba la mano y saludaba cada vez que oí­a su nombre. Todo en los alrededores eran carteles con su foto. «Muchí­simas gracias», le dijo la senadora al gobernador José Alperovich, luego de las elogiosas palabras que el mandatario le dedicó en su extenso discurso.
Cristina Kirchner no fue ayer la única mujer que buscó llevarse el cariño popular. Su cuñada, la ministra de Desarrollo Social y hermana del Presidente, Alicia Kirchner, también se decidió por acercarse el público después de aquel ataque fí­sico que sufrió en su propia provincia, durante la última crisis polí­tica de Santa Cruz.
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La paja siempre está en el ojo ajeno

10 de Julio de 2007
El presidente de la Nación denunció ayer la existencia de una «campaña sucia» que estarí­a por sobrevenirle a Cristina Fernández. Es decir, sobre la primera dama, candidata presidencial por el Frente para la Victoria y senadora por la provincia de Buenos Aires. Es la segunda vez en pocos dí­as que augura ese ataque.
No hay que reclamar demasiadas precisiones. Cualquiera que se ponga en el lugar de Kirchner percibirá, clara y distinta, la campaña sucia a la que se refiere. A la ministra de Economí­a, Felisa Miceli, le descubren una bolsa de dinero en el baño. Al cabo de 15 dí­as, ella no puede dar una explicación satisfactoria. Apenas intenta hacerlo, se descubre otro dislate. La secretaria de Ambiente, Romina Picolotti, viene realizando desde hace meses contrataciones tan dispendiosas como disparatadas. Parece haber una epidemia. Y ataca a mujeres, como Cristina. Para Kirchner es obvio: alguien está orquestando estas desgracias. Campaña sucia.
El parque energético funcionó de manera razonable todos estos años. Inviernos cálidos, veranos tolerables. Bastó que se lanzara a Cristina, y comenzó a nevar en Buenos Aires y en todo el paí­s. Falta agua en las represas. Y «los deshielos se atrasan», como dijo textualmente el Presidente. San Pedro conspira contra Cristina. Campaña sucia y frí­a.
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Ojalá las advertencias de Kirchner se deban a ese error de percepción, y no se trate de un intento de bloquear con chicanas un debate sobre la orientación que se le imprimió al paí­s desde que él llegó al poder. Si esa discusión se estableciera, tal vez advertirí­a -en ese giro autocrí­tico que promete la candidatura de Cristina- que lo que se desató sobre su gobierno no es efecto de ninguna usina siniestra. Es la crisis de un método. Es la consecuencia de una selección de personal que privilegia la obediencia a la idoneidad. El resultado de una gestión que, como la que se verifica en el mercado de carnes, en el sector energético o en la polí­tica de precios, prefiere la prepotencia de la voluntad al saber técnico. Es la derivación inevitable de un modo de gobierno en el que decide y piensa, si es que tiene tiempo para hacerlo, una sola persona. Es ese estilo de trabajo el que conspira contra el oficialismo. Es Kirchner el que maquina contra Kirchner.
No hay campañas sucias. Más allá de alguna denuncia falsa, como una sobre una cuenta de Enrique Olivera en el exterior, formulada a la sombra de Alberto Fernández; salvo que se ajuste la definición; que se considere, por ejemplo, que postular a un pariente para la sucesión no es jugar limpio (no hay que ir a Suiza: en Brasil, a Cristina le estarí­a vedado por la Constitución ser candidata), o se piense que usar los aviones y helicópteros del Estado y disponer de la cancillerí­a para costosos viajes de instalación internacional de una candidata es hacer trampa. Por no ir a lo más obvio: una campaña en la que el presidente de la Nación dedica el discurso del Dí­a de la Independencia a defender la candidatura de su mujer de un enemigo al que ni siquiera puede identificar, í‚¿es limpia o sucia?